Como todos los años la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales llevó adelante el Congreso sobre Democracia. En este marco, el día martes 11 de septiembre transcurrió en el aula 109 de nuestra facultad un panel especial a cargo del Centro de Investigación en Mediatizaciones (CIM), que se denominó: Mediatizaciones en tiempos de convergencia. Mariana Maestri (UNR, Argentina), Sandra Valdettaro (UNR, Argentina) y Martín Becerra (UNQ, Argentina), fueron quienes llevaron adelante la conversación.

Martín Becerra, comenzó manifestando su agradecimiento por la posibilidad de participar del Congreso y luego trajo al panel el concepto de convergencia, designándola como procesos que son tecnológicos, son sociales, económicos, políticos y no son sólo tecnológicos obviamente, sino que permiten que un mismo servicio funcione a través de distintas redes o plataformas y que también una misma red o plataforma albergue una multiplicidad variada y también de servicios. «La convergencia, desde este punto de vista, rompe con una tradición que es muy arraigada en la historia de las comunicaciones, que es la tradición de redes separadas, redes o plataformas separadas con servicios separados”, afirmó Becerra.

Frente a ese concepto de convergencia resaltó la existencia de tres actores industriales con fuerte presencia: los medios tradicionales, las telecomunicaciones e internet. Los dos primeros, planteó que se han desarrollado y consolidado de formas divergentes hasta que la irrupción de Internet, que es la más actual, desencadenó una competencia porque apareció la posibilidad de potenciar a algunos actores dentro de las plataformas donde antes funcionaban otros actores.

“Este proceso en curso es parte de la llamada disrupción tecnológica que es iconoclasta, que es incubadora de nuevas formas culturales, que trastoca todos los códigos aprendidos acerca de cómo se produce, circula y se reproduce la cultura”, agregó Becerra, quien a lo largo de la charla puso en juego cómo los viejos medios se cruzan, se enfrentan, se entrelazan con los nuevos medios en una industria cultural que cada día es más dinámica. En este sentido podemos distinguir dos lados de una misma cuestión: uno pensado desde una lógica reactiva donde los actores corporativos tienen en las industrias convergentes un interés por la emergencia de nuevos conglomerados nacidos y criados en internet y otro pensado desde la expectativa de los nuevos espacios de producción y circulación cultural, que pueden caracterizarse como alternativos, frente a tecnologías que posibilitan un abaratamiento de dispositivos de concepción, edición, transporte de texto, imágenes y sonido.

“Estamos en un escenario en crisis donde lo nuevo ha nacido, pero lo viejo no acaba de morir. Y eso caracteriza a la convergencia de alguna manera, porque la convergencia es un momento en que lo nuevo no releva lo viejo, o no lo releva totalmente, sino que lo nuevo es una cultura de mestizaje y de reciclaje que se potencia obviamente con el proceso de convergencia”, expuso Becerra. Lo que el investigador intentó exponer es que en las comunicaciones contemporáneas hay cosas nuevas pero lo viejo resiste porque cuenta con infraestructura, capacidades productivas de servicios y productos que no sólo siguen siendo masivos sino que proveen los recursos para que lo nuevo funcione.

En la misma línea de pensar la convergencia de distintos medios, viejos y nuevos, Mariana Maestri presentó la página web y aplicación Cont.ar. Una aplicación que se puede descargar desde cualquier teléfono inteligente y que constituye el objeto de estudio de la investigación que se llevó adelante desde el CIM, la misma pretende investigar los usos sociales que le damos a este dispositivo. En vez de analizar Nexflix o YouTube, el estudio se enfocó en Cont.ar. Los datos del 2017 dieron como resultado que el consumo audiovisual sigue siendo en mayor medida en dispositivos tradicionales como el televisor. «Consideramos que es algo que tiene que ver con hábitos y prácticas. Y por otro lado con otras características que tiene nuestra región que es la cantidad de gente que accede al teléfono celular con un prepago y no con abono, lo que encarece mucho el acceso a internet”, planteó Maestri.

Cont.ar es una aplicación para teléfonos inteligentes que cuenta con material audiovisual nacional
y se puede acceder gratuitamente. Es un gran ejemplo de convergencia de medios viejos, como son
las series, películas y novelas que se pueden encontrar; y que está pensado como una aplicación para
teléfonos celulares inteligentes entendiendo estos últimos como las nuevas tecnologías.

A continuación dejamos un pequeño video ilustrativo de la aplicación, que tiene un estilo similar a
Netflix y otras plataformas de producciones audiovisuales.

 

Por su parte, Sandra Valdettaro disertó con su ponencia «Cuando lo personal es político», donde propuso analizar el fenómeno de la mediatización, definiéndola como “una especie de laboratorio sintomatológico de la cultura y también un lugar de especularización y simulacro”, de la cual derivó el interrogante: ¿Por qué todos los personajes tienen que ser necesariamente políticos? Siguiendo esta línea, planteó en su desarrollo la posibilidad de que se esté dando una desprogramación del núcleo duro político respecto de las demandas de género, convirtiéndolas en mitologias.

Comentó una anécdota personal que la había dejado profundamente cautivada, y se trató de una exposición de Susy Shock, la cual proponía que “para dar luz, hay que prenderse fuego”. Entonces Valdettaro realizó una serie de análisis respecto de esta propuesta, analizando diversas cuestiones como “¿Para qué incendiarse? ¿Cuáles son las líneas de sombra? o ¿Qué es aquello que falta iluminar?”. Habló también sobre un “mecanismo que parece no dejar de ser underground, reviviendo la narrativa existencial de los 80’ y 90’ del siglo pasado y ya totalmente desmentidas por la industria cultural de estos días, siendo éste, un movimiento de tendencias contrarias, incluso contradictorias, que por un lado producen ampliación de derecho, pero simultáneamente percibe prácticas de percepción de género y sexualidades”. Continuó con la conjetura de que esto licúa el carácter resistente de los reclamos y que los termina convirtiendo en meros productos mercantilistas, sobre lo cual citó como ejemplo el argumento de una novela de Telefé, Cien días para enamorarse y la consideró que la misma plantea un transgénero prácticamente de manual, haciendo alusión a su distancia con la experiencia de un transgénero en la realidad, derivando que esto podría ser un producto de la recivilización.

Al final, Valdettaro puso en duda el planteo de las líneas de sombra o incluso la cuestión de “incendiarse para dar luz”, nombrando y describiendo muchos organismos que se dedicaban a la temática de género, y citando a una actriz que trabaja en la novela, donde en una entrevista afirma siempre haber hablado abiertamente respecto de temas de género y transexualidad. Entonces Sandra puso en duda que esta temática esté por las sombras u oculta.

La investigadora concluyó:

La mediatización es un timbre, en el cual se van enhebrando motivos que circulan como contenidos circundantes en las distintas plataformas, que proponen distintas realidades en relación a estas cuestiones del género, y las presiones socioculturales, ejerciendo demandas. Pero por otro lado, la cultura ya parece haber respondido a las demandas de género y discurso hegemónico, que aparecen sobreactuadas y expuestas en una finalidad de simulacro y casi de espectáculo, y las consignas se escuchan no tanto como liberadoras, sino como tipologías. Sin embargo, aquí veo el problema que esta exposición político cultural sobre el género, sospecho que sólo compete una porción de esta sociedad que coincide, con una clase media universal, es decir nosotros, porque los sectores de géneros, vulnerados, no demuestran, una incorporación efectiva, prácticas de acuerdo con esa problemática efectiva, ya que a los hechos de género no se une, y todo esto produce un fuerte proceso de estigmatización, violencia y segregación. Parece entonces que la encarnadura social, no se encuentra plenamente instalada, atentos a esto, los movimientos de género deberíamos, alentar una responsabilidad ciudadana, que aclare las desigualdades en el cuerpo social, recuperando un efectivo sector político, y el tema del carácter cómplice que siempre tiende a una estatización performática de la mediatización.

Por Leisa Beltramini, Matías Maruelli Barrera  y Khalil Veronessi, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2018.