Bariemos es un proyecto del cual soy parte, formado por cuatro administradoras, que apuntan a la puesta en común de las propuestas que ofrecen los bares temáticos y culturales de Rosario. Esta iniciativa surge como trabajo final del Seminario de Integración y Producción de la Licenciatura en Comunicación Social y busca dar mayor visibilidad a las distintas actividades de los bares, a la vez que se incentiva el diálogo y la puesta en común de las experiencias de los bariadores de la ciudad. Se trabaja con diferentes plataformas rescatando las lógicas propias de cada una y buscando aprovechar las particularidades que presentan. Actualmente bariemos está presente en Facebook, Twitter, Instagram, FourSquare y cuenta con una página web todavía en construcción.
Una vez presentadas las características básicas del proyecto, paso a contar en más detalle los resultados del estudio de etnografía digital realizado durante casi dos meses en la fanpage de bariemos. Si bien ésta fue creada el 28 de agosto de 2013 bajo la categoría de comunidad, la primera publicación fue el 29 de septiembre. Por este motivo se abarcó en el trabajo desde ese día hasta el 18 de noviembre. No está de más recordar que la técnica de etnografía digital es aquélla que toma las bases de la antropología aplicada a las interacciones a través del uso de las nuevas tecnologías. De este modo se pueden observar los consumos cada vez más fragmentarios de los usuarios que se relacionan en este nuevo ecosistema de medios en el que estamos inmersos, donde cada vez surgen mayor cantidad de dispositivos que permiten la conexión permanente y ubicua, generando diferentes tipos de lazos entre las personas. En este caso la pauta de observación planteada se basó en los tipos de publicaciones realizadas por los administradores de la fanpage y la respuesta de los usuarios frente a las distintas publicaciones propuestas. Además se centró en la apropiación y forma de participación de los usuarios en bariemos.
Facebook, la red social diseñada en 2004 por Mark Zuckerberg para Harvard y abierta en 2006 para otros usuarios, es hoy la plataforma más popular donde confluyen jóvenes, adolescentes y adultos. Sin embargo, con el surgimiento de nuevas redes sociales, ha ido perdiendo cierto peso, o más bien, se ha visto forzado a compartir la atención y participación de sus usuarios en otras plataformas. Para que los contenidos no queden tan dispersos existen aplicaciones externas o herramientas dentro de las otras redes que permiten la publicación en Facebook. Y éste es uno de los recursos utilizados en bariemos, ya que desde la pestaña de Twitter los usuarios pueden seguir la agenda de actividades propuestas aunque no estén registrados en la red del pajarito. A su vez, fue añadida una tab que permite a los visitantes ver las fotos publicadas en Instagram. De este modo, se apunta a la convergencia de medios, entendiéndola en palabras de Henry Jenkins como «el flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuestas a ir casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de entretenimiento”. Así se facilita el acceso a los distintos contenidos ofrecidos que hacen a la experiencia de participación en la comunidad más enriquecedora. Por lo que se pudo ver, el registro de ingresos a estas pestañas es mucho menor en relación a las otras, predominando las visitas a la biografía, seguido por la pestaña de fotos.
En cuanto a los fans, actualmente bariemos cuenta con cerca de 400 personas que integran la comunidad, entre los que se encuentran bares y usuarios-personas. El hecho de conocer a algunos de los usuarios personalmente permite saber que a pesar de haber utilizado bariemos como medio donde consultar el lugar que finalmente visitaron, ese paso no quedó registrado en la red social. Es decir, son usuarios silenciosos que eligen no dejar manifiesta su marca, lo que en la escala Forrester se denominaría como espectadores. Sin embargo, también existen usuarios conversadores y comentaristas que han compartido sus opiniones en relación a los bares, ya sea recomendando algunos para sumar o haciendo referencia a experiencias propias. Uno de los datos que resulta algo curioso sobre el comportamiento de los usuarios es que, según las estadísticas de Facebook, estarían conectados de manera estable de lunes a lunes con gran presencia desde las 10hs hasta las 23hs disminuyendo mínimamente entre las 16 y 18hs.
Desde la fanpage, en conjunto con los bares, se propusieron algunos concursos apelando a la interacción de los usuarios. Aparentemente el objetivo se logró dado que fueron las publicaciones con mayor cantidad de me gusta y compartidos. Además, en estas instancias participaron usuarios que antes parecían inactivos. Esta estrategia de gamificación que consiste en la generación de contenido a través de una propuesta lúdica o compartir un video de música suelen ser consignas que resultan atractivas a las personas dado que invitan a la interacción desde otro lado, desde el juego.
Incluso el hecho de haber ganadores compromete en cierto punto a quien participó y obtuvo el premio. La persona busca mostrar su agradecimiento por lo recibido y a cambio hace un aporte, compartiendo lo recibido por participar en el juego propuesto. Haciendo un paralelismo, sería como cuando uno recibe un regalo y a la vez siguiente que se encuentra con esa persona le comenta que le encantó y lo estuvo usando. Ambos contentos.
Es cierto que el desarrollo tecnológico no es lo que determina las interacciones pero sí las facilita volviéndolas más propicias. Los teléfonos móviles inteligentes hoy son moneda corriente, a través de los mismos uno puede conectarse a internet, ya sea a través de wifi (mayormente disponible en bares) o con servicio de datos y desde allí subir una foto de la comida o espectáculo que se está disfrutando. Vivimos en un lugar de interacción multisituado, en el que uno ya no debe esperar llegar a su casa para usar la pc, ahora está la posibilidad de estar constantemente conectados con distintas comunidades. Nos encontramos inmersos en lo que Howard Rheingold denomina multitudes inteligentes «formadas por personas capaces de actuar conjuntamente aunque no se conozcan. Los miembros de estos grupos cooperan de modos inconcebibles en otras épocas porque emplean sistemas informáticos y de telecomunicaciones muy novedosos que les permiten conectarse con otros sistemas del entorno, así como con los teléfonos de otras personas». El uso de la geolocalización, el avance en la calidad de las cámaras de fotos en los celulares, la posibilidad de editar las imágenes instantáneamente desde el dispositivo para que luzcan más profesionales al momento de socializarlas, son todas prácticas que están cada vez más arraigadas en nosotros. Como sostiene Rheingold en su escrito de 2002 «Estas funciones -telefonía móvil, multimedia, localización- que evolucionan de forma independiente no se suman, sino que multiplican sus respectivas potencialidades al tiempo que se abaratan sus costes».
Desde esta lógica de la puesta en común, entremezclando lo virtual y lo físico se planteó bariemos, en el momento en que uno está pasando un buen momento en algún bar de la ciudad, se invita a compartirlo en la comunidad a través de alguna foto o comentario. Tras el período de observación quedó evidenciado que, a pesar de que hubo algunos usuarios que socializaron sus fotos en la fanpage, en la práctica resulta difícil que los usuarios generen ese contenido. Lo mismo sucedió con las preguntas que invitaban a la interacción: «¿qué bar visitaste?» «¿sabés de alguna banda que toque en un bar?» «¿qué sumarías a bariemos?». Incluso se redujo aún más la participación en aquellos estados que sólo incluían texto, sin imagen. Estas iniciativas consiguieron algunos escasos me gusta pero quedaron mayormente como preguntas retóricas sin respuestas. Los me gusta se concentraron principalmente en los distintos álbumes: bares tarde, bares noche, recorriendo los bares de bariemos. A estos le siguieron las publicaciones que son creación propia: sugiriendo visitar la pestaña de Twitter, celebrando los 300 bariadores, invitando a conocer la web. Esto coincide con el estilo estético bien definido que tiene bariemos, siendo incluso uno de sus aspectos más representativos y característicos.
Desde un inicio bariemos se planteó como un proyecto de construcción colectiva, partiendo de una primera propuesta base de bares para luego ir sumando las distintas recomendaciones de los usuarios y las actividades de aquellos lugares que se acercaran y nos contactaran. Así es que día a día el proyecto sigue creciendo, incorporando nuevas voces que construyen la movida cultural de la ciudad. A su vez, haciendo hincapié en la idea de rescatar la multiplicidad de miradas se buscó revalorizar la opinión de los usuarios a partir de darle visibilidad a los comentarios publicados en la fanpage. De este modo, todas las publicaciones, tanto las de los bares, como las de la página y la de los bariadores tienen la misma disposición y jerarquía visual dentro de Facebook. Apuntando a la inteligencia colectiva planteada por Pierre Lèvy se intenta que esta experiencia no sea cerrada sino en constante construcción, donde cada uno pueda hacer un aporte que ayude a que el proyecto crezca y puede sustentarse en el tiempo. Las participaciones son diversas, cada uno desde su lugar, desde las presentaciones de las bandas en los bares u otras actividades que se organicen, hasta las propuestas gastronómicas de los bares que además ofrecen sus espacios para las actividades culturales pasando por los clientes-usuarios que son quienes viven las experiencias que luego ponen en común para que bariemos por la ciudad.
Por Sofía Schoo Lastra. Estudiante del Seminario Ciberculturas 2013.