Cien años de cine y literatura santafesina es una investigación histórica-cultural sobre largometrajes que nacen de la literatura de escritores santafesinos. Es un detallado trabajo de investigación que dio como resultado el descubrimiento de una antología literaria y audiovisual de envergadura.
Su autor, el docente e investigador Paulo Ballan dio cuenta de ese apasionado recorrido en su disertación en la Feria Internacional del Libro de Rosario, en el marco de la presentación de su libro Cien años de cine y literatura santafesina, editado por la UNR Editora. A continuación un extracto de su exposición.
A través de las páginas de este libro se propone un itinerario novedoso, una conexión entre las diferentes disciplinas del arte, algunas consagradas, otras inesperadas, pero todas vitales. Son experiencias coligadas a la creación literaria y cinematográfica, que conforman una herencia social invalorable.
«Fue un trabajo paciente, de arqueología cultural, podríamos decir, donde se fueron uniendo pequeñas piezas sueltas hasta lograr reconstruir un objeto cultural de gran valía: una antología que fue combinando datos históricos con anecdóticos, análisis de films con bibliografía de autores, y lecturas críticas pertenecientes a cada período de la historia argentina a lo largo de todo el siglo XX y comienzos del siglo XXI», explica Ballan.
La investigación en el campo cultural permitió hilar ideas que no son obvias o evidentes. De esa manera se fue construyendo un pensamiento que no ha sido transitado con un tono ensayístico y pedagógico. «Se le propone al lector un recorrido de vivencias ligadas al arte, y no pararlo frente a un panteón de artistas célebres. Desde lo comunicacional pensé esta cuestión para que el lector pueda morar en los intricados caminos del mundo de las ideas con sus correspondientes climas de época. En ese sentido cada obra de arte es presentada como laberintos que se abren a nuevos rumbos. Donde el texto y contexto dialogan para arrojarnos a nuevas interpretaciones de las obras de arte audiovisual y literario».
La investigación es un claro producto comunicacional, un cruce entre la comunicación y la pedagogía para elaborar ese tono ensayístico donde el discurso se construye desde abajo, de manera horizontal involucrando al lector, interpelándolo con sus propios consumos culturales, y donde el autor se permite compartir dudas con el lector.
Esta historización se propone discutir con el contexto tomando herramientas de muchas disciplinas desde la esencia de la comunicación para interrogar esas producciones. Es una invitación a un recorrido por el arte, para que el lector pueda conocer autores y sorprenderse con verdaderos hallazgos dentro del mundo del arte audiovisual y literario.
Ballan se detiene en señalar que «es interesante el punto de tensión entre esos dos lenguajes. El cine y la literatura tuvieron sus entendimientos y también sus rispideces, donde muchas veces se parece a un matrimonio mal avenido. Sobrevuela en el libro ideas con tono beligerante. Es en el plano de discusión sobre la industria cultural, sobre la industria audiovisual y la editorial, sobre el acceso a ese mundo de las ideas. Y esto es una disputa. Para no dejar que expresiones del arte sean apropiadas por un sector y determinen de manera arbitraria su acceso o impongan restricciones de matriz comercial».
El autor plantea la necesidad de «entender la comunicación artística desde el derecho a la belleza. Tenemos derecho a acceder a los bienes simbólicos que nos dan una continuidad desde múltiples huellas identitarias. Continuidad en un proceso identitario donde se profundizan determinados lazos, y también se cambian, se modifican y se transforman para darle una de sus principales características a una identidad cultural viva. Por criterios comerciales, por miopías de los responsables del sector, se nos hace muy difícil acceder a determinado patrimonio artístico, cultural y filosófico». En ese sentido, este libro propone un diálogo con una mirada al pasado para discutir el presente y desafiar el futuro. Ahí está la clave. Esta investigación dio como fruto una antología que se destaca por su calidad y variedad. De esta manera se construye un horizonte cultural donde proyectar nuevas creaciones.
Con respecto al proceso de investigación, Ballan cuenta que «es una antología que no estaba dada de hecho, sino que hubo que crearla desde un trabajo intelectual y también de campo. Hubo que construir conceptos para definir qué entendemos por cultura santafesina, qué entendemos por literatura santafesina, más aún: ¿existe la literatura santafesina? Que no es lo mismo que decir que hay santafesinos que escriben. Había que construir conceptos y a partir de ahí salir a buscar».
Hay un ida y vuelta entre ese mundo y el de la producción académica. Qué cosas se saben, qué cosas ya están sistematizadas y qué cosas se pueden aprovechar de ese conocimiento que ya vienen trabajando grandes teóricos e intelectuales locales. Y fundamentalmente, Ballan se pregunta cuál es el aporte que puede hacer desde la comunicación social. «Uno viene del campo de la comunicación social, uno sabe tender ciertos puentes sobre la realidad social, sobre el mundo de las ideas, sobre cuestiones artísticas y político-culturales».
Cien años de cine y literatura santafesina cuenta la historia nacional desde la producción artística e intelectual local y regional. El resultado del proceso de investigación fue como encontrar una ciudad perdida. Una serie de directores a lo largo de un siglo eligieron una obra literaria para llevar a la pantalla. Lo que hizo Ballan fue ir uniendo los eslabones hasta reconstruir la antología.
El autor concluyó emocionado «cuando uno hace el recorrido en esa clave siente que forma parte de la gran historia latinoamericana. Logra vivenciar los hechos sociales, políticos y artísticos más relevantes a partir de los grandes intelectuales, poetas, dramaturgos, novelistas y humoristas que dio la provincia de Santa Fe».