Un breve repaso, de Gutenberg a los grandes grupos editoriales, y el equilibrio del ecosistema editorial por las medianas y pequeñas editoriales.

 

En un mundo de tanta incertidumbre, de cambios constantes, sobre todo tecnológicos, surgen preguntas sobre el mundo del libro y las editoriales: ¿Son los libros digitales lo nuevo que nos acontece? ¿Lograrán sobrepasar a los libros impresos? ¿Qué pasa con aquellas editoriales que dominan el mercado en contraposición con las más pequeñas? Muchas de estas incógnitas que surgen hoy en día, en una era de constantes cambios, serán respondidas en este ejemplar de la revista Medios y Enteros.

 

Cuando hablamos de hitos en la historia de la humanidad, la invención de la imprenta por parte de Gutenberg a mediados del siglo XV no puede quedar fuera. Además del gran desarrollo técnico que se necesitó para que funcione, fue un catalizador de cambio de época para la sociedad. La historiadora norteamericana Elizabeth Eisenstein señala dos consecuencias derivadas de la invención de la imprenta: la primera, que estandarizó y preservó el conocimiento en el tiempo; la segunda es que al hacer más accesibles opiniones incompatibles sobre el mismo tema, estimuló la crítica a la autoridad (Burke, 2002). Más de 500 años después aquí estamos. El libro, frente a muchos asesinatos y predicciones de su desaparición frente al libro digital, todavía resiste y tiene su lugar en este ecosistema de medios. Es que el libro aún conserva tanto su valor objeto como su valor simbólico, y es un agente importante en la industria de la cultura.

 

Ahora bien, cuando pensamos en las conclusiones a las que llegó Eisenstein no podemos dejar de señalar un concepto ligado al mundo del libro que es el de bibliodiversidad. La bibliodiversidad, según la escritora y editora australiana Susan Hawthorne es: “sistema complejo y autosuficiente de relatos, escritura, editorial y otros tipos de oratura y literatura. Aquí tanto los escritores como los productores son comparables a los habitantes de un ecosistema. La bibliodiversidad contribuye con el florecimiento de la cultura y la salud del ecosistema social”. El término, que proviene de la biodiversidad, plantea que para que el ecosistema sociocultural esté en equilibrio tiene que ser diverso y con variedad de especies.

 

En el último tiempo, vemos cada vez más, que pocos grupos editoriales de mucho poder adquieren diversos agentes de dicha rama, rompiendo con la estabilidad ambiental del ecosistema editorial. El fenómeno es mundial, pero en Argentina parece que, por el momento, y como lo explica Rodolfo Hamawi en su último libro “Libros y Gobiernos”: “de las variables que definen la bibliodiversidad, podemos afirmar que Argentina cumple con los tres requisitos básicos: tiene volumen de producción, diversidad de títulos publicados y, en un escenario global tendiente a la concentración, existen espacios resilientes que operan como promotores de asequibilidad mediante circuitos de distribución alternativos”.

 

En base a las estadísticas de la Cámara Argentina del libro (hasta la que se obtuvo en 2020), se observan algunos resultados resonantes como, por ejemplo, en las publicaciones según el canal de distribución tenemos: librerías y venta directa con un 30%, distribución directa con un 15%, distribuidor con un 9%, kioscos con 3%, distribuidores digital 10%, venta institucional 2% y por último venta a crédito con un 0,1%. Por otro lado también se adjuntan imágenes de la CAL, en donde se puede ver las estadísticas de los géneros más publicados y de la producción según tipo de registro.

 

La monopolización de los grandes. La función de Planeta y Penguin Random House en el mundo editorial

 

El fenómeno de la monopolización atañe a las dos grandes editoriales que al día de hoy se apropiaron del mercado: ¿Quiénes son Penguin Random House y Planeta ? Para ello, es pertinente realizar una breve explicación de lo que abarcan estas editoriales en Argentina y, también en el mundo, para poder ahondar mejor sobre el tema que nos compete en esta nota.

 

Penguin Random House Grupo Editorial es la división en lengua española de la compañía editorial internacional Penguin Random House. En 2014, el grupo prosiguió con su estrategia de crecimiento mediante la adquisición e integración de los sellos editoriales de Santillana Ediciones Generales. En 2017 sumó al grupo, las editoriales de Ediciones B. Y en 2019 ha sumado los sellos de Salamandra Editores y La Campana Llibres.

 

De esta manera, es sumamente interesante observar el lugar que ocupa PRH, ya que es el líder global de la industria, con 275 sellos , 15 mil títulos nuevos  al año y ventas anuales de 3.400 millones de dólares (alrededor de 700 millones de libros, contando los formatos papel, ebook y audiolibro).

 

Por su parte, la Editorial Planeta es la empresa insignia del Grupo Planeta. Ha publicado alrededor de 6000 títulos pertenecientes a más de 1500 autores, la mayoría de ellos de habla hispana. En Argentina, el Grupo Planeta hizo pie en 1966 y en la actualidad es el segundo jugador del mercado, luego de Penguin Argentina, con exitosas colecciones.

 

La industria editorial argentina comprende diversos agentes editores de libros. Por un lado, encontramos al sector editorial comercial (SEC), como lo denomina la Cámara Argentina del Libro (CAL), que incluye a las empresas en las que habitualmente se piensa cuando se menciona a “una editorial”, y que comercializan los libros que producen en los canales habituales: librerías, distribuidoras y en menor medida a través de la venta directa o a crédito.

Editoriales independientes: Editorial Biblioteca y Último Recurso.

 El papel de las pequeñas editoriales para subsistir.

 

En el diálogo que se mantuvo con Marianela Goicoechea y Romina Gianfelici de la Editorial Biblioteca, las mismas reflexionaron sobre el papel que ejecuta la institución que las enmarca: la Biblioteca Popular C. C. Vigil, por la cual, logran financiarse gracias a cuotas de socixs y alquiler de espacios, motivo por el cual, no tienen un presupuesto designado para cada publicación.

 

Por otra parte, Norman Petrich, poeta y editor en Último Recurso Ediciones, expresó su posición en relación a que la editorial se financia de forma autogestiva, dónde, a medida que se producen las ventas de los libros, se habilita la producción de un nuevo título. Por ello, se destaca un concepto troncal para la editorial, que es el de Editores Militantes. Así, todo lo recaudado irá al mantenimiento del proyecto, donde su objetivo es que las producciones: “cuestionen el presente y discuten un posible futuro”.

 

En relación a su posición como editoriales independientes, en un ecosistema editorial con grandes grupos editoriales que buscan abarcarlo todo, desde la Editorial Biblioteca, advierten que: “La función de las editoriales independientes en contraposición con los grandes grupos es visibilizar autores o temáticas que quedan por fuera del circuito comercial”, puesto que las grandes editoriales copan muy fácilmente las vidrieras de las librerías, y a ellos (las editoriales independientes) les cuesta mucho darse semejante lujo. Al mismo tiempo, Último recurso aboga por editar contenidos que estén vivos, ya sea por su actualidad y aportes para expresar la voz de quienes no dan cuenta a los medios masivos. A su vez, Petrich reflexiono que en Rosario, la unidad entre las editoriales independientes va en camino hacia esa bibliodiversidad. Pero al mismo tiempo percibe que: “esa bibliodiversidad es casi marginal dentro del mercado capitalista, es un mercado diferente, chiquito, dentro del otro, que es el que le llega a quienes la curiosidad no los lleva por canales secundarios”.

 

                               

Portada de Libro “Vicentin” por Carlos del Frade, editado por: Ultimo Recurso Ediciones.

Portada del Libro: “El fusilamiento de Penina” por Aldo Oliva, editado por Editorial Biblioteca.

Por último, en cuanto a cuál es el futuro de las editoriales independientes, y su relación con las publicaciones digitales en relación a los libros digitales, Goicoechea y Gianfelici expresan con deseo: “van a coexistir ambos formatos de lectura por mucho tiempo y que el panorama de las editoriales independientes es resistente, siempre”. De todas maneras, las redes sociales facilitan la llegada a lectores, que de otra manera dependería de encontrar el material en ferias o en librerías muy puntuales. Sobre este eje, para Norman Petrich ambos formatos ya conviven, sin embargo, alertó que: “decretar la muerte del libro físico es desconocer el fetichismo de la sociedad del espectáculo”. Sobre los grandes grupos editoriales, el editor de Último Recurso se pregunta: ¿Si la concentración de grandes grupos empresariales en el circuito de la creación del libro no infiere directamente en su valor y su poca llegada al público en general?. A partir de esto, se  encontrarán con libros cuyos valores son prohibitivos; donde la selección de libros físicos sería realizada a rajatabla, lo que afectaría a la diversidad de las publicaciones. Pese a ello, la visión de futuro sobre estos proyectos independientes para Pietrich es clara: “mientras las editoriales independientes sigan comprendiendo que, para existir, la existencia es colectiva, seguirán existiendo”.

 

Por Fantini Leonel, Santiso Martina, Schifino Malena, Turbalo Ramiro, Zanzo Facundo, Estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2021.