El miércoles 31 de mayo, en la Plataforma Lavardén, la periodista Liliana Hendel presentó su libro sobre violencia de género y profundizó en el polémico tema del patriarcado.

Tarde fría de miércoles, a las 19 horas. Hall del segundo piso de la Plataforma Lavardén. Lo primero que vimos al llegar fue un puesto improvisado repleto de ejemplares de los libros protagonistas del día. Ese modesto stand daba paso a la sala en donde estaba a punto de realizarse el encuentro con Liliana Hendel, quien además de ser psicóloga y periodista feminista, es la autora de “Violencias de Género: las mentiras del patriarcado”.

Stand de libros.

 

El lugar se encontraba lleno y le fue difícil a los impuntuales de siempre conseguir un asiento libre. Esta situación no pasó desapercibida ante los ojos de los organizadores, los cuales antes de dar por comenzado oficialmente el evento, sugirieron sutilmente a aquellos sentados en la primera y segunda fila desplazarse para atrás. De esta manera, algunos de los que estaban parados pudieron ubicarse allí. Sin embargo, las personas que llegaron después de dicho pedido, no corrieron con la misma suerte, así que no les quedó otra opción más que escuchar la conferencia de pie durante sus dos largas horas de duración.

A continuación, y una vez que se vio resuelto este “problema” espacial,  Itatí Schwartzman, la escritora rosarina de “Ni una menos y otros poemas antipatriarcales”, inició la lectura de uno de sus versos denominado «Ni una menos», el cual trata sobre los micromachismos que la mujer experimenta en su vida cotidiana y que frecuentemente se naturalizan.

Al concluir su relato,  aún con lágrimas en los ojos, destacó que el primer paro de mujeres se concretó en nuestra ciudad, lo que dio pie al recitado de otro de sus textos, “Yo te paro”.

Luego de una ovación de pie por parte del público, producto de la emotividad de los escritos, llegó el turno de la tan esperada Liliana Hendel, quien define a su libro como “estéticamente hermoso”.  En palabras de la oriunda de Buenos Aires, su obra es una combinación entre breves crónicas, entrevistas e informes periodísticos. Cada capítulo se encuentra acompañado por vivencias en primera persona, ya que para ella es tan importante darle voz a los especialistas como a quienes han sido “acalladas durante siglos”.

Las activistas feministas en plena conferencia: Itatí Schwartzman (izquierda) y Liliana Hendel (derecha).


Hasta colectiveras

La autora admitió estar preocupada por la ilusión de igualdad en la Argentina. “Las mujeres no accedemos ni a la salud ni a la justicia ni a la educación de la misma forma en que lo hacen los hombres, y  no somos dueñas de nuestros cuerpos. Por lo tanto, creo que somos ciudadanas de segunda y que la única manera de conseguir esos derechos es teniendo en claro que aún no los tenemos”,  afirmó la periodista y agregó: “Una de las mentiras más eficaces, más efectivas y más contundentes es que todas y todos creemos que la igualdad ya llegó”.

A pesar de cierto dolor en sus palabras, bastante notorio, la escritora no  pudo evitar ser irónica al referirse a este tema: “Tenemos presidentas, ministras y hasta colectiveras, chicas, ¿qué más quieren?”, e insistió en que todavía tenemos un largo camino por recorrer y solo podemos transitarlo quienes integramos la sociedad en su conjunto, es decir, los varones, las mujeres y los disidentes sexuales. Sin embargo,  y lamentablemente, la realidad parecía contradecir los dichos de Hendel, ya que en una habitación llena de mujeres empoderadas, reunidas para escuchar sobre violencia machista, solo tres de los presentes pertenecían al género masculino. Este hecho no era ninguna casualidad, y Liliana, junto a todos los presentes, lo sabíamos.

No todo es 90-60-90

En un rincón de la sala, se exhibía un collage de fotos tomadas de revistas donde se dejaba en evidencia la cosificación que los medios de comunicación ejercen constantemente sobre los cuerpos femeninos.  Esta problemática, tan visible y establecida en la actualidad, no podía ser dejada de lado por la disertante, quién aseguró que el sistema neoliberal asociado al patriarcado nos hace creer que si fuéramos como las modelos, seríamos más felices. Y esto no ocurre porque sí, sino que tiene una razón muy clara: “Si a la mujer le preocupa tener un gramo menos, no le entran otras preocupaciones en la cabeza”, disparó Hendel, y denunció: “El sistema nos quiere anestesiadas”.

Collage de fotos.

 

Asimismo, nos instó a romper con el mito de la belleza (en su opinión, “nuestro cuerpo es lo único verdaderamente propio que tenemos”), y nos invitó a reflexionar al respecto a través de una intervención dramática: frente al espejo del lugar, y a los gritos, dos actrices interpretaron el momento en que una madre prepara a su hija para su fiesta de 15.

Madre: -¡Ana, Ana! Vení para acá que te pongo la faja que engordaste dos kilos.

Hija: -Pero mamá no puedo respirar…

Madre: -No importa. Las mujeres tenemos que estar siempre hermosas y flacas. Y no te olvides de sonreír.

De repente, esta escena se cortó abruptamente con un cambio de personajes por parte de las artistas, y los protagonistas del momento pasaron a ser un padre, un nene y dos pequeñas mesas cubiertas de juguetes que se podrían considerar “estereotipados”. Una vez más, y como en el sketch anterior, el sarcasmo dijo presente cuando se escuchó: “No, Benja, ¿cómo te vas a comprar una muñeca? Eso es para nenas. Vos tenes que jugar con pelotas o espadas”.

Juguetes «para ellos».

Juguetes «para ellas».

Tras finalizar la dramatización, aplauso de por medio, la periodista se dirigió a los oyentes para pedirles su opinión sobre lo que acababan de presenciar. En un principio, nadie se animó a hablar, pero después de unos minutos, una valiente de la primera fila recalcó lo interesante de haber que la “performance” haya sido exclusivamente de dos mujeres.

Estado vs feminismo

Llegando al final de la presentación, Liliana Hendel explicó un tópico clave en el libro: la diferencia entre el patriarcado de coerción, característico de los países musulmanes, y el de consentimiento, el cual predomina en nuestro país. “Coerción es si te lapidan, coerción es que te cortan el clítoris, coerción es que te obliguen a andar con burka o saber que te van a matar si sos adúltera. Nosotros vivimos en un patriarcado de consentimiento, ya que participamos en el sistema consintiéndolo porque nos hemos convencido de que esa es una verdad”, aseveró la porteña y añadió: “Es la complicidad del propio sistema la que nos impide ver. El estado siempre es responsable y por lo tanto, es femicida”. En ese instante, y casi como si hubiera sido planeado, el cartel de imágenes que exponían la cosificación de la mujer, cayó al suelo y la autora aprovechó la ocasión para, nuevamente, hacer uso del humor. “¿Vieron? ¡Abajo el patriarcado, se está cayendo el patriarcado!”, exclamó efusivamente después del ¿oportuno? accidente, y todos los presentes, por supuesto, estallaron en una estridente carcajada.

Por último, y ya alcanzando las nueve de la noche, se habilitó a los oyentes a realizarle preguntas a la también psicóloga y, si bien fueron muchas las respondidas por ella, hubo una en particular que quedó resonando en nuestras mentes: “¿Qué hay que cambiar para poder avanzar?”. Y sobre esto, Liliana no dudó en  sostener: «Vivimos en una democracia fallida, por eso hay que animarse a replantearse los paradigmas de esta supuesta democracia, y en esos paradigmas tal vez encontremos la respuesta a estas situaciones de violencia” y concluyó: “No se trata de generar nuevas leyes, sino de hacer cumplir las que ya están”.

Por Micaela Rievaj, Teo Smitt, Kevin Werner, Clarisa Fittipaldi. Estudiantes del Seminario Ciberculturas 2017.