Hoy en día es raro encontrarse con un joven que no tenga un perfil en Facebook. De hecho, cada vez es más raro encontrarse con alguien de cualquier edad que nos responda con un “No tengo” la pregunta de “¿Cómo te encuentro en Facebook?”. Sin embargo, que (casi) todo el mundo tenga una cuenta en la red de Mark Zuckerberg no quiere decir que todos la usemos de la misma manera. El supuesto de partida que orientó las notas que siguen fue que, dado un grupo de jóvenes de similares características (en cuanto a edad, nivel socioeconómico, círculo de amistades, etc.), los contenidos generados y compartidos en la red social Facebook varían de acuerdo a la carrera que se está cursando, ya que suponemos que ese aspecto de la vida offline influye en el modo de usar las redes online. Las observaciones, hechas en las “biografías” de cinco estudiantes de la carrera de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR y de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y cinco estudiantes de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNR, buscaban poner en discusión estos dos supuestos:
- Por su formación, los estudiantes de comunicación pasan más tiempo conectados a las redes sociales, y acceden a ellas desde diferentes dispositivos.
- Los estudiantes de comunicación comparten más contenidos relativos a la política y la actualidad social que los estudiantes de arquitectura.
Muestra y Metodología
Como expusimos más arriba, para realizar este trabajo se realizaron observaciones de las publicaciones en las biografías de Facebook de diez usuarios de un mismo círculo de amigos, cinco de los cuales son estudiantes de los años superiores de Arquitectura, y cinco estudiantes de los años superiores de la carrera de Comunicación Social, durante un período de siete días que abarcó desde el miércoles 30/10 hasta el martes 05/11 del 2013. De los diez usuarios seleccionados de manera azarosa, seis eran mujeres y cuatro hombres; todos entre 21 y 26 años de edad.
Además de la observación directa de lo que aparecía en la pantalla, se utilizó otra herramienta metodológica: una encuesta exploratoria (que pedía respuestas cerradas y abiertas) que fue enviada a los usuarios por medio del chat de Facebook, que sirvió para situar los datos obtenidos de la observación y obtener un panorama un poco más amplio acerca de la relación de esos usuarios con las redes sociales.
Estas dos técnicas de investigación se utilizaron enmarcadas en una concepción metodológica más amplia que es la de la ciberantropología o etnografía virtual.
Anastasia Téllez Infantez cuenta que en la conferencia anual de la American Anthropological Association de 1992 se definió a la ciberantropología como “la rama que estudia las relaciones entre los humanos y las máquinas en un contexto histórico en que las NTIC se transforman en agentes de producción social y cultural” (TELLEZ INFANTES, 2002). Para esta autora, la investigación etnográfica se centra, entre otras cosas, en los entornos sociales y las relaciones sociales que sus informantes-usuarios establecen a través de la red, siempre teniendo en cuenta el mundo “real” (nosotros lo llamaremos offline) de quienes estudiamos en el mundo “virtual” (que nosotros llamamos online), pues la frontera entre ambos mundos está difuminada e interconectada.
Por su parte, Ana María Gálvez Mozo (2005) plantea algunas notas metodológicas al respecto del trabajo etnográfico en la red, a saber:
- El ejercicio es, en primer lugar, microscópico, ya que aunque se pueden estudiar las grandes temáticas que siempre han preocupado a las ciencias sociales (la autoridad, el poder, el conflicto o el cambio), siempre se parte de los usos y las prácticas de ciertos grupos o usuarios puntuales, en contextos muy bien delimitados.
- El esfuerzo es descriptivo e interpretativo, en tanto que intenta rescatar lo dicho por los informantes para fijarlo en un esquema comprensivo duradero.
- El modo de análisis de los datos obtenidos es la descripción densa: a partir de todos los datos obtenidos el analista social conjetura tramas de significaciones y busca explicar a partir de ella. Se trata de aislar los elementos de los sistemas simbólicos, especificar las relaciones internas entre ellos y, finalmente, caracterizar al sistema en general.
En definitiva, dice la autora, la finalidad es comprender un espacio cultural concreto, una agrupación de relaciones humanas muy específica; todas estas consideraciones fueron fundamentales en este trabajo.
Algunos conceptos
Antes que nada, y aunque resulta obvio, es necesario explicitar: si Facebook es una red social, ¿qué son las redes sociales?. De acuerdo a Boyd y Ellison (s. f.) se llama sitios de redes sociales “a los servicios basados en la Web que permiten a los individuos construir un perfil público o semi-público dentro de un sistema delimitado, articular una lista de otros usuarios con los que comparten una conexión, y ver y recorrer su lista de conexiones y aquellas hechas por otros dentro del sistema”. Cada usuario de la red Facebook, como sucede en la generalidad de estas redes, comienza a construir su “perfil” (“Biografía”, en el caso específico de Facebook) en el momento en que se une a ella. Allí vuelca la información personal que desea compartir con el resto de los miembros de su red (de acuerdo al modo en que configure su privacidad), tiene la posibilidad de subir y compartir fotos, videos y enlaces, y puede escribir comentarios en los perfiles de su red de contactos (“Amigos”) al mismo tiempo que sus amigos pueden hacer lo propio en el suyo, entre muchas otras posibilidades que brinda la plataforma.
Todas las redes sociales están diseñadas para permitir o facilitar algunos usos y para coartar otros. La arquitectura de la red ya establece que es posible hacer y qué no en cada uno de los ámbitos que la componen. Como dicen los autores de “Comunicación y contenidos en los medios sociales”: “La arquitectura permite o prohíbe. También consolida, establece los límites entre lo público y lo privado, entre lo prohibido y lo permitido. La arquitectura de una red social implica limitaciones impuestas ‘desde arriba’ de ese ‘jefe’ que ‘construye’ los parámetros mediante los cuales los habitantes podrán circular y convivir en ese espacio. Los usuarios podrán ser consumidores o creadores de contenido, pero siempre dentro de los parámetros que la interfaz les propone”.
Por consiguiente, los datos a los que pudimos acceder a partir de nuestras observaciones a la biografía de los usuarios fueron solamente aquellos que Facebook permite, y que nosotros catalogamos con las siguientes denominaciones:
- Publicaciones Propias: cuando el usuario escribe un estado o sube desde su dispositivo algo a la red.
- Publicación de un amigo en su biografía: cuando un amigo del usuario publica algo en la biografía de este último, para que sea visible para todos sus amigos.
- Compartido: cuando el usuario comparte en su biografía un contenido que ha encontrado en otro lugar de Internet (sitios de noticias, Twitter, YouTube, etc.), en una fanpage o en la biografía de un amigo.
- Mención/Etiquetado: Facebook brinda la posibilidad de “etiquetar” a los amigos en las publicaciones propias. Al hacerlo, y si el amigo etiquetado lo permite, esa publicación aparece en la biografía del usuario mencionado.
è Los resultados de la observación
Durante los siete días de observación se registraron un total de 66 publicaciones entre los usuarios del grupo de Arquitectura, lo que genera un promedio de 13 publicaciones por usuario, aunque con un bajo nivel de interacción: en total, 12 publicaciones (18,2%) no registraron ningún tipo de actividad y 26 tuvieron tan sólo hasta dos “Me Gusta” y/o un único comentario (39,4%).
En total en el grupo sólo 11 publicaciones (16,6%) fueron lo que nosotros llamamos “publicaciones propias”, mientras que 32 (48,5%) fueron “compartidos”. Entre los compartidos destacaron los videos musicales, mientras que las publicaciones propias fueron en su mayoría estados relativos al humor, el ánimo y la tarea que se tenía entre manos: “vamos a hacer diseño para combatir el dia de lluvia” (01/11; 12:24 h.); “bueno bueno bueno, rompí la olla, rompí la pava, no tengo calefón, me resfrié, rompí el archivo del cad y el 3d decidió tildarse y mucho” (01/11; 14:45 h.); “autocad puto, puto autocad!” (01/11; 14:58 h.); “Merendemos que con panza calentita se piensa mejor” (04/11; 17:13 h.). Esto nos recuerda las observaciones de Sherry Turkle acerca de una “”subjetividad amarrada”; este concepto habla de un nuevo estado del ser, donde las tecnologías que nos sujetan/amarran se convierten en “un medio para recibir una validación, una especie de check in. Cuando pensamos o sentimos algo, uno puede o necesita validarlo a través de la diseminación del nuevo tipo de contenidos emocionales en diferentes redes”.
El rango horario en el que se registró la mayor cantidad de publicaciones dentro de este grupo también es llamativo. A diferencia de lo que sucedió con el grupo de usuarios de Comunicación, los usuarios del grupo de Arquitectura hicieron publicaciones en sus biografías a lo largo de todo el día, incluyendo los horarios de madrugada, lo que hace suponer alguna relación con su actividad académica, que los mantiene largas horas frente a la computadora dibujando y haciendo trabajos.
Las lecturas dentro del grupo de Comunicación fueron un tanto diferentes. En total se realizaron 36 publicaciones, lo que da un promedio de 7 publicaciones por usuario. De este total, 12 fueron publicaciones propias (33,3%) y tan sólo 8 fueron compartidos (22,2%), lo que señala de alguna manera un mayor índice de producción propia entre los comunicadores antes que entre los arquitectos. En este grupo, además:
- No se registraron publicaciones de madrugada. La publicación más temprano fue a las 9:58 de la mañana (martes), mientras que la más tarde fue a las 0:53 (sábado).
- Hay mayor cantidad de publicaciones hechas desde dispositivos móviles: 5 para los comunicadores (13,9%) contra 2 para los arquitectos (3 %).
- El índice de interacción fue mayor que entre los arquitectos: tan sólo 3 publicaciones no registraron ningún tipo de actividad (8,3%) mientras que en 7 hubo sólo dos “Me Gusta” y/o un único comentario (19,4%).
- A diferencia de lo que sucedió en el grupo de los arquitectos, se compartieron noticias y se comentaron hechos relativos a la actualidad y al humor político.
è Los resultados de las encuestas
Todos los encuestados destacaron que usan las redes sociales para comunicarse y para entretenimiento: “mantenerme en contacto con conocidos y amigos”, “conocer gente nueva”, “compartir videos”, “jugar”, “ver contenidos que me interesan”, “distracción”, “ver noticias de música”, fueron algunas de las respuestas que surgieron. También destacaron la pertenencia a diferentes grupos cerrados, de la facultad o de intereses personales, y el uso para leer noticias y mantenerse informado. La mayoría de estos usos no dejan huellas en las biografías de los usuarios; y algunos de estos usos, como “leer noticias” o “ver contenidos que me interesan” no dejan ninguna huella visible en general. De hecho, algunos usuarios que registraron tan sólo una o dos publicaciones en sus biografías en el transcurso de toda la semana, respondieron al mensaje privado que se les dejó invitándolos a contestar el cuestionario en apenas unos minutos, lo que demuestra que estaban en la red aunque fuese de modo “invisible”.
Esto nos remite a los diferentes tipos de usuarios distinguidos por Sued (2010). Esta autora dice que los usuarios de Facebook se pueden dividir en: adherentes, comentadores, conversadores, linkers, productores y críticos. El adherente es “aquel cuya participación se limita a ‘formar parte’ o ‘pertenecer’ a grupos o páginas de fans, lo cual, lejos de ser un mero ‘estar por estar’, expresa ya una opinión o posicionamiento que construye su identidad como usuario y la del grupo en cuestión”. En la observación realizada no pudimos constatar esto, pero de las encuestas realizadas sale que muchos de los usuarios que entraron en el grupo de observación utilizan la red social para “formar parte de grupos de la facultad o de grupos con amigos”, “seguir las publicaciones de páginas de noticias o de productos”, y “seguir grupos de interés”. El usuario recomendador es aquél “que comparte contenido creado por otros y seleccionado por él”; de esta categoría pudimos encontrar algunos ejemplos, tanto en el grupo de comunicadores (noticias) como en el de arquitectura (música). Mientras que el usuario conversador, que es aquél que “genera un diálogo o conversación con sus pares” fue más visible entre los comunicadores que entre los arquitectos.
Algunas consideraciones finales
Facebook, como todos los nuevos medios, es participativo. Como dicen diferentes investigadores, en Facebook participar es promocionar, difundir, dar a conocer y unir. Participar es comentar, integrar ideas, pertenecer y construir identidad. En estos medios participativos los “self-media” y los “mass-media” se mezclan: los usuarios comparten y comentan noticias o hechos de actualidad en sus biografías; toman lo que ven en el medio masivo, pero la verdadera noticia en el Facebook es lo que esos usuarios tienen que decir al respecto.
Los supuestos de partida demostraron ser relativos, al menos en lo que respecta a esta observación concreta. En cuanto al supuesto 1 (“Por su formación, los estudiantes de comunicación pasan más tiempo conectados a las redes sociales, y acceden a ellas desde diferentes dispositivos”), y contrario a lo que creíamos, los arquitectos demostraron estar más tiempo conectados, en razón de su actividad académica, al menos en algunos de los casos. En cuanto al supuesto 2 (“Los estudiantes de comunicación comparten más contenido relativos a la política y la actualidad social que los estudiantes de arquitectura”), aunque de hecho los comunicadores compartieron más contenidos relativos a la política y la actualidad social que los estudiantes de arquitectura, los números no fueron realmente significativos.
En definitiva, pareciera que estudiantes de arquitectura y de comunicación manifiestan a través de sus biografías usos diferentes de la red social Facebook, aunque estas diferencias se diluyen a la luz del cuestionario, donde unos y otros manifiestan prácticas similares, al menos a nivel de su enunciación. Aquí las diferencias de uso no parecieran depender de cuestiones académicas sino de diferencias más bien personales. La pantalla es el punto de intercambio, una especie de crisol en el que se funden la información y el entretenimiento, las identidades individuales y sociales, la fantasía y la realidad; los miembros de los dos grupos observados dijeron utilizar la pantalla para una variedad de actividades, privilegiando algunas antes que otras pero no dejando ninguna de lado, demostrando distintos tipos y lógicas sobre las cuales no es simple (ni quizás tampoco útil) realizar generalizaciones.
Por Sofía Maidana. Estudiante del Seminario Ciberculturas 2013
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