¿Quién es el destinatario de los reclamos del ni una menos?
El mensaje que quisimos dar era para los tres poderes, pero sobre todo el Poder Judicial que es el que más se resiste a abordar sus sentencias, sus fallos, sus decisiones desde una perspectiva no sexista y que evidencie las violencias que sufrimos las mujeres. Pero el mensaje también era para las mujeres que están sufriendo, que son víctimas, y que no pueden romper el círculo de la violencia. El mensaje para ellas era: «no están solas». Esa frase poderosa, de acompañamiento y empoderamiento, también va dirigida a los maltratadores y violentos: «no están solas».
¿Cómo ve las políticas del Estado Nacional?
En los últimos años se impulsaron una serie de leyes que hicieron que el Estado reconozca el problema de la violencia machista. Son legislaciones fundamentales que fueron impulsadas por el gobierno nacional. Sin embargo, no existe el mismo compromiso en los distintos niveles de gobierno con esta temática. La ley 26.485 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, la ley que tipificó el delito de trata, el artículo M de la Ley de Medios, el decreto 936 que prohibió los avisos de la oferta sexual, la incorporación de la figura de femicidio al Código Penal. Todos estos son grandes avances. El machismo tiene una matriz que es patriarcado. El problema es que las leyes no alcanzan para romper con cientos de años de esa matriz.
¿Crees que el mensaje de la marcha fue canalizado?
Después de la movilización se motorizaron grandes cambios. Por ejemplo, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación anunció el registró de femicidios. La Corte Suprema de Justicia hizo lo propio. En distintas provincias se motorizaron diversas iniciativas vinculadas a la temática. Por oportunismo o por real interés el mensaje de la marcha llegó a los funcionarios y eso se traduce en acciones.
¿Qué cambios cree que dicha manifestación puede traerle a la mentalidad de las personas?
Hay un caso de una mujer en Pilar que está presa porque su pareja mató a su bebé a golpes. Pero la acusan a ella de abandono de persona. Esa mujer se llama Celina Benítez. Cuando la entrevistaron, en la primera declaración que hace, cuenta que hacía un tiempo que era víctima de las violencias de su pareja. Y que cuando vio la movilización del 3 de junio le advirtió: «Yo a vos te voy a denunciar». Una semana después él mató a su beba. NO llegó a tiempo. Pero el mensaje de la marcha la envalentonó para denunciar. Si la movilización alcanzó al menos a una persona que no se reconocía en esa situación, entonces, estamos satisfechas. Ni una menos es todos los días, y por eso hay que seguir visibilizando las violencias machistas.