Desde hace unos años, muchos espacios de participación físicos adquirieron una nueva dinámica: la que proporcionan las redes sociales. Lo que antes requería una cercanía de los cuerpos, hoy puede funcionar sin que un epicentro reúna a las personas dispuestas a colaborar. Cualquier habitante de la ciudad de Rosario está familiarizado con la actividad que llevan adelante las protectoras de animales. Cualquiera que un fin de semana atraviese el cruce de las peatonales Córdoba y San Martín, o recorra las plazas Pringles, San Martín o el Parque España puede encontrarse con grupos de personas que ofrecen al transeúnte la adopción de una mascota, con la sola asunción del compromiso del cuidado del animal de forma responsable. Hoy, las actividades de los protectores de animales cuentan con la colaboración de vecinos de distintos barrios de Rosario, y esto gracias a la cercanía que proponen los espacios de encuentro virtuales como el Facebook. Así, gracias a las redes sociales, el campo de trabajo de las protectoras amplió sus fronteras al contar, por un lado, con más información y, por otro, con más manos para ayudar.
En los últimos años proliferaron en Facebook las páginas y grupos destinadas a la protección de animales domésticos, y, por consiguiente, se ampliaron las fronteras de acción de estos grupos humanos.
La técnica que decidimos utilizar para nuestro análisis es la de la etnografía digital, que busca aplicar elementos de la etnografía tradicional a los nuevos espacios digitales. Particularmente, la herramienta de la que nos servimos es la de la observación de distintos espacios de interacción de usuarios de Facebook, ya que es la plataforma más utilizada por las protectoras de animales como herramienta de trabajo, difusión y participación. Si bien la observación se realizó durante el plazo de una semana, podríamos haber analizado un solo día. Es que, al haber generado una dinámica de uso entre administradores y miles de usuarios, los patrones de las publicaciones se repiten hora tras hora. Cabe destacar que estos grupos funcionan de forma colaborativa: las personas que realizan publicaciones no obtienen respuestas sólo de los administradores, sino de muchos usuarios con alguna experiencia en el tema a tratar.
Para acotar el campo de observación, hemos resuelto realizar la observación sobre tres páginas de Facebook en particular: Protectora Rosario (53.062 me gusta), Protectora Rosarina (20.320 me gusta) y Protectora Sarmiento (Rosario) (10.060me gusta). La particularidad de estas tres organizaciones es que no surgieron a partir de las redes sociales, sino que son grupos preexistentes a ellas y que han ampliado sus campos de acción con la cercanía que brindan las tecnologías 2.0. Estas asociaciones cuentan con colaboradores fijos, quienes forman parte de la toma de decisiones dentro de cada una de las organizaciones. Pero, a través de Facebook, buscan ampliar su espectro de acción, comprometiendo a todo aquel que no quiera participar en forma activa pero esté dispuesto a dar una mano, aunque esta colaboración se reduzca tan sólo a compartir una foto o un estado.
La observación activa de estos tres grupos nos permite detectar dinámicas comunes entre ellos. El foco está puesto siempre en las campañas de adopción, que son convocadas en forma recurrente. Todos los días aparecen publicaciones anunciando los lugares y horarios de las campañas que se realizan los fines de semana.
Sin embargo, la particularidad de las redes sociales, aunque sobre la aclaración, es posibilitar la participación de todos aquellos que deseen hacerlo. Por esto, se observan otros tipos de actividades.
Mascotas perdidas y encontradas
Uno de los principales usos de estos espacios de Facebook es hacer circular información de gatos y perros que, por distintos motivos, se perdieron. Por lo general, la modalidad consiste en hacer circular por las redes la foto de la mascota que se ha separado de sus dueños junto con cierta información indispensable: el lugar donde fue visto por última vez el animal, alguna particularidad con la que cuente, la edad, sus hábitos y un teléfono o mail de contacto.
El mismo uso realizan aquéllos que encuentran una mascota que pareciera haber tenido un hogar (el indicio que más veces se menciona es el de haber sido hallada con un collar puesto o tener hábitos domésticos). Estas personas suelen darles un hogar transitorio a estas mascotas o solicitan que alguien les de refugio por unos días hasta tanto aparezcan sus dueños originales. Sin embargo, muchas veces estos animales terminan poniéndose en adopción a nuevos dueños.
La particularidad de ambas prácticas es que, por lo general, no son impulsadas por los miembros de la protectora sino por las personas que participan de estos grupos en Facebook. La constante es el pedido de difusión de las imágenes (“colaborá con un click”, es una de las frases que se repiten).
Animales heridos
La publicación de casos de animales heridos es otra modalidad de uso de estos grupos similar a la anterior. Algunas veces aparecen en estas publicaciones imágenes de los perros o gatos ni bien son hallados, por lo que suelen ser impactantes para las personas impresionables. Es por esto que algunos usuarios prefieren publicar fotos de animales ya en recuperación. Cualquiera sea el caso, las fotografías van acompañadas de textos donde el usuario describe el lugar donde fue hallado el animal, las heridas que sufrió y las prácticas veterinarias que debieron realizarle. El principal objetivo de estas publicaciones es conseguir colaboración económica para solventar los gastos que conlleva el tratamiento correspondiente o solicitar hogares de tránsito para que estas mascotas puedan llevar adelante la recuperación. Por lo general, una vez que recuperan sus fuerzas, los animales son puestos en adopción.
Adopción responsable
El concepto de adopción “responsable” se repite incontables veces en estos grupos. El dato no es menor, ya que desde las protectoras de animales ponen el hincapié en determinados requisitos que las personas que deciden adoptar un perro –en las campañas físicas o virtuales- deben cumplir. A través de la firma de un contrato, el adoptante se compromete a castrar al perro o gato, a desparasitarlo y a proporcionarle todas las vacunas que exige el calendario.
Cuando los animales son puestos en adopción por la propia organización, los proteccionistas que la integran formalmente se comprometen a realizar un seguimiento de estos requisitos. Sin embargo, estos controles se hacen menos estrictos cuando los que ponen en adopción a perros o gatos son personas que se han encontrado fortuitamente con los animales (abandonados, por ejemplo) y que publican la posibilidad de adoptarlos a través de estos grupos.
Vale aclarar que la descripción que aquí se realiza responde a los textos observados en las redes, siendo imposible a través de la mera observación dar cuenta si los controles son finalmente realizados o no.
Hogares de tránsito
La solicitud de hogares de tránsito es uno de los pedidos más frecuentes en estos grupos mascoteros. Un hogar de tránsito es un hogar donde el perro o gato pueda permanecer hasta que aparezca un adoptante. La solicitud a los usuarios de hacerse cargo de un animal se da por distintos motivos. A veces son halladas abandonadas camadas de varios cachorros, y la persona que las encuentra no cuenta con el espacio o tiempo suficiente para darles a todos los cuidados necesarios. También suele pedirse tránsito para perros o gatos adultos que son encontrados en la calle y alguien decide socorrer pero no cuenta con el espacio para albergarlo. Lo mismo ocurre con los perros heridos, como mencionamos anteriormente.
Adopción de adultos
Si bien por lo general la gente decidida a adoptar una mascota se vuelca más a los cachorros, es frecuente observar en las redes sociales campañas de adopción de animales adultos. Por lo general, cuando se publican fotografías de estos perros o gatos que sobrepasaron el año de vida, se adjuntan algunas palabras sobre la importancia de que estos animales también reciban un hogar, ya que es más difícil de colocarlos que a los cachorros.
Junto a estas campañas se observan las críticas a aquéllos que compran o venden cachorros de raza. Y es que una de las cruzadas más importantes que los proteccionistas llevan a cabo en las redes es la de frenar el comercio de animales. “No compres uno de raza, adoptá uno sin casa”, suele ser el eslogan que adoptan estas y otras organizaciones que promueven la adopción de animales callejeros en las redes sociales.
Campañas de esterilización
Además de intentar conseguir hogar a los animales, desde estos grupos se promueve la castración de las mascotas, sean hembras o machos, para evitar la superpoblación. Estas publicaciones suelen ser posteadas por los administradores de las páginas o grupos, con el fin de concientizar a todos sus usuarios de la importancia de estas prácticas. Es por esta política de esterilización que, como mencionamos, es requisito para los adoptantes que castren a las mascotas luego de llevarlas a casa. Muchas veces a los textos de estas publicaciones suelen adjuntarse infografías en los que se observa el crecimiento exponencial de una familia de gatos o perros cuando uno de ellos no es castrado.
Algunas consideraciones
Lo que llama la atención de estos grupos o páginas es que albergan usuarios muy disímiles. Encontramos en ellas gente joven, con mucho manejo de redes sociales, lo que algunos autores han dado por denominar “nativos digitales”. Pero, a la par de esto, hay gente que notoriamente no ha incorporado este tipo de tecnologías a sus vidas y que se encuentra con algunas dificultades (la más común es no saber cómo subir fotos). Se trata de los llamados “inmigrantes digitales”.
De la observación se desprende además que algunos usuarios están familiarizados con los grupos y saben qué datos son importantes aportar para lograr determinado fin (como conseguir colaboración para un perro herido), y otro que se encuentran por primera vez con este tipo de situaciones y olvidan agregar datos importantes (como un número de teléfono de contacto). Sin embargo en la mayoría de los casos estos se encuentran con otros usuarios que los orientan en este sentido.
Lo cierto es que la dinámica de las protectoras ha cambiado con el acceso a las redes sociales y lo que antes estaba centralizado en las campañas de adopción físicas en distintos puntos de la ciudad, hoy se descentraliza infinitamente en cada uno de los miles de usuarios que participan, aunque más no sea con un click.
Por Lucía Demarchi. Estudiante del Seminario Ciberculturas 2013.