Pandemia. Un antes y un después en la vida cotidiana con respecto a la implementación de la virtualidad en muchas actividades del día a día, incluyendo terapia. Este pasaje a sesiones virtuales trajo consigo grandes cambios, nuevas comodidades y otras incomodidades en la interacción psicólogue-paciente.
La pandemia que estamos atravesando hace un año y tres meses ha afectado gran parte de nuestro día a día y actividades diarias. El ir a terapia con nuestre psicólogue es una de ellas. Si bien la modalidad online para hacer terapia es una práctica que se viene realizando desde hace unos años, sin dudas la pandemia por el Covid-19 hizo que la mayoría de terapeutas y pacientes acostumbrades al diván y al cara a cara tengan que adaptarse a la videollamada o al pantalla a pantalla. ¿Qué se pierde y qué se renueva en estas alteraciones? ¿Qué cambios viven les pacientes y cuáles les profesionales?
Ir a terapia psicológica no es nada fácil, hay que tomar la desición, conseguir une profesional a nuestra medida e incluso, luego de todo ese arduo trabajo, desarrollar una relación de confianza y relatar algunas de nuestras experiencias más íntimas y complejas. Si bien es posible realizar todo esto a través de una videollamada, o incluso una llamada telefónica, hay pacientes y terapeutas que no cambian la presencialidad por nada, y la pandemia y necesidad de emplear la tecnología se convirtieron en una especie de barrera a la que, de ambos lados, se tuvieron que adaptar.
Nos metemos en el consultorio
Una de las principales características de la psicoterapia, tiene que ver con el hecho de que las transferencias se realizan mediante la verbalidad y los gestos, los cuales pueden ser captados mediante la cámara en los encuentros virtuales, algo muy positivo. Sin embargo, dentro de este medio no es todo de color de rosas, y por eso decidimos adentrarnos desde un punto de vista más personal: cómo psicólogues y como pacientes.
Para desarrollar esta cuestión decidimos consultar con Flavio Chiesa, psicólogo de la ciudad de Rosario, quien practica una integración entre el modelo cognitivo comportamental y el sistémico. Por otro lado, desde la mirada horizontal del diván entrevistamos a Agostina, una paciente que practica terapia hace años.
Ambes entraron de lleno en la terapia mediada por la tecnología durante la pandemia del coronavirus y sostienen que la presencialidad posee mayores ventajas. Dentro de las críticas hacia la virtualidad se puede considerar la “necesidad” de ocupar los silencios constantemente y la incapacidad de reconocer muchos de los gestos que expresan ciertas reacciones. Flavio, por su parte, sostuvo: “La encuentro mucho más agotadora dado a que hay que prestar mucha atención” y Agostina nos contó: “Antes de que arranque a hacer virtual venía haciendo diván, y el salto del diván a hacer virtual sí fue un salto medio raro”.
Aún así, tanto psicólogue como paciente terminaron por concluir que la terapia virtual permitió que muchas personas que, ya sea por no tener la posibilidad de trasladarse al consultorio o por las cuestiones sanitarias actuales, puedan acceder o continuar con esta práctica, tan necesaria para la salud mental.
Sin embargo, más allá de estas posibilidades y de coincidir con respecto a que la relación psicólogue-paciente puede mantenerse, les dos pusieron sobre la mesa la cuestión de que es muy difícil trasladar el ambiente del consultorio al hogar de cada une, especialmente para le paciente. En cuanto a este tema, Flavio y Agostina nos comentaron lo siguiente:
Audiograma Flavio
Audiograma Paciente Agostina
Terapia en pandemia
Estamos viviendo en un contexto particular, el cual provoca, desde las palabras del Licenciado Chiesa: “una gran incertidumbre”. Hoy en día, no paramos de revisar las noticias, estamos atentes a la cantidad de vacunas que llegan, a quiénes vacunaron, a quiénes no, y al despedirnos con un amigue nos preguntamos cuándo nos podremos volver a dar un gran abrazo. No dejamos de pensar en la inflación y en el valor del peso en dólares. Y todo esto también tiene consecuencias a nivel psicológico.
Está comprobado que esta forma alternativa de continuar un tratamiento psicológico es elegida por muches pacientes dentro de este contexto sanitario. Sin embargo, no sólo nos referimos a que las personas que ya iban a terapia siguieron yendo, sino que hay una nueva camada de pacientes que comenzaron a asistir a la misma por problemas de “ansiedad, depresión, trastornos del sueño y de tipo obsesivo”, según Flavio.
Tanto les que ingresan como les usuales pacientes pueden ir encontrando un rumbo de solución con el seguimiento de un profesional, en este caso a través de una pantalla, pero sin dudas constituyen una alarma que no podemos dejar de atender. Agostina, por su parte, se pone de ejemplo y nos cuenta que tuvo que incrementar las sesiones a las que asistía por mes y que el contexto le presentó una serie de situaciones que llevó al consultorio y que la terapia online le permitió tratar.
Audiograma ambos
Terapia con Phoebe
Todes conocemos a Phoebe de Friends, ¿no?. Esta vez, les traemos una versión diferente: Fiona Wallice es un personaje también interpretado por Lisa Kudrow en Web Therapy, una serie de televisión en línea que trata sobre una terapeuta narcisista que abre un consultorio psicológico virtual. Con un toque característico de humor, Web Therapy nos demuestra cómo funciona la sesión psicológica virtual desde adentro, como si estuviéramos presentes. Les pacientes se conectan a través de sus artefactos (computadora, notebook, netbook, etc.) y le describen a la terapeuta la situación por la que están pasando, y lo que buscan de esa terapia. La conversación es espontánea y bilateral, muy dinámica y representa a la perfección la forma en la que se desarrolla las sesiones psicológicas virtuales en momentos de pandemia.
Además, el capítulo elegido también desarrolla cuestiones como mantener una relación a distancia, y el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), muy presentes en estos momentos en el que debemos manejar nuestras vidas a través de pantallas, mantener una vida “normal” sin habitar los lugares que antes eran cotidianos y de encuentro, y desarrollarse en este sentido desde un sólo lugar, nuestros hogares, con la ayuda de las aplicaciones, redes sociales, aparatos tecnológicos y todo lo que haga falta.
Vida y virtualidad
Adaptarse es la palabra clave de este momento pandémico. Sabemos que la virtualidad provee soluciones, aunque éstas no sean perfectas. Las TIC han tenido un gran desarrollo durante todo este tiempo, y las diferentes actividades de la vida cotidiana se han adaptado a la mejor forma “virtual” que estaba a su alcance. La terapia es una de ellas, y con la interacción, la escucha, y si es posible la visión a través de la cámara (para reconocer gestos y reacciones) se puede lograr una sesión productiva, que nos ayude a vivir con la pandemia y todas sus incertidumbres y cambios.
El secreto está en ser pacientes y no desesperar. Adaptarse, como alguna vez nos adaptamos de ser nómades a ser sedentarios, del trueque al mercado, de vivir en el campo a vivir en grandes ciudades. No es el fin de la cotidianeidad, tal vez, es un nuevo comienzo.
Por Malena Fernández, Emma Florio, Manuel Nasif, Malena Belén Ponce y Trinidad Ventos, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2021.