La música nos acompaña desde tiempos inmemoriales. Hay canciones que incluso sin ser de nuestro agrado no paramos de tararear. Este fenómeno pensado por los responsables de la industria no sólo ha cambiado de soporte, sino también de técnicas de producción, transformando las prácticas del consumo musical.

La industria de la música se alzó como protagonista marcando diferentes hitos en los formatos y modificando la marca cultural de cada época. Estos cambios se dieron al compás de otros mayores a nivel social: de una sociedad moderna e industrial pasamos a una posmoderna basada en la economía de servicios. Quienes antes escuchaban música en su vitrola, jamás hubieran pensado que podrían hacerlo en un teléfono móvil mientras caminaban por la calle.

A mediados del siglo XX el disco de vinilo, aquellos long play lanzados por Columbia Records, era el formato reinante. Décadas después, la compañía Philips lanzó el cassette compacto. Esto dio lugar a los reproductores portátiles, cambiando la relación de los consumidores con la música. Se aprecia en aquella revolución aspectos que se profundizarían con el tiempo: formatos pequeños, portátiles y un mayor almacenamiento.

LINEA DEL TIEMPO

En la década del ’80, el compact disc reunía lo mejor de cada uno de los formatos precedentes: gran calidad de audio, compactos, portátiles y accesibles. Este sería el último gran formato físico, ya que la industria de la música acompañaría a la sociedad en su camino hacia la digitalización. En los años 2000, fue el boom del mp3 que combinado con plataformas como Napster llevarían a consumir música sorteando los derechos de autor como nunca antes. Este proceso nos encuentra en la actualidad con el estallido de las plataformas del streaming. Es así que, iTunes nos ha permitido fragmentar la manera de consumir música, canción por canción y Spotify nos demuestra lo rápido que pasamos de un género musical a otro, sin escalas ni pudor. Las apps de streaming cubrieron la enorme demanda de acceso no-físico a la música y marcaron el camino para el capítulo actual de formatos: la música desmaterializada.

El streaming: un salvavidas en el naufragio
Los cambios que se fueron dando en los distintos formatos trajeron consigo modificaciones y reestructuraciones sobre los negocios que se dan en relación a la distribución musical. La evolución de las tecnologías que en un primer momento permitieron la consolidación del negocio de la industria discográfica, terminó por hacerle sufrir su primer embate, con las conocidas copias piratas.

En el caso de la música, esto no sólo implicó repensar la forma en que se monetizan los contenidos sino también la forma de publicitarlos. La irrupción del streaming hizo que las prácticas y los consumos se redefinieran de manera tal que hoy resulta inimaginable que un artista no cuelgue sus canciones en alguna de las plataformas. Se desdibujó, casi por completo, el concepto de disco como lo conocíamos, es decir, como una compilación de alrededor de quince canciones que no tienen un límite definido de duración y con algunas canciones específicas para ser catalogadas como hit y promocionarlas en la radio. En los tiempos del streaming nos encontramos con singles que no se extienden más de tres minutos y comienzan con el estribillo. Todas estas condiciones se van configurando en relación a las prácticas sociales y los rangos de atención que se dan mediante las interfaces de las redes sociales, ya que estas últimas se convirtieron en los principales medios de difusión de los artistas.

Bueno, bonito y barato

Centrándonos en Tik Tok, una de las redes sociales de mayor crecimiento de los últimos tiempos, que se consolidó por completo con el período de confinamiento por la pandemia de COVID- 19 a lo largo y ancho del mapa mundial, vemos cómo todas estas nuevas reglas de la industria se ponen en práctica.

Alex Zhu y Luyu Yang crearon la aplicación en 2014 bajo el nombre Musically y se basaron en la gran aceptación que tuvo la red social Snapchat en los adolescentes de Estados Unidos. Este punto en particular, que desde sus inicios fue pensada en relación a las prácticas y consumos de ese público objetivo, es una de las razones por las cuales Tiktok, a diferencia de otras plataformas chinas que han querido penetrar en los mercados, logró conquistar occidente. Finalmente, en el año 2017 la compañía china Bytedance Technology adquirió Musically y pasó a llamarse Tik Tok situándose como la startup que lidera las estadísticas de descargas mensuales.

La influencia cultural de TikTok es innegable. Se trata de una app que permite compartir videos de hasta 60 segundos. Los usuarios suben videos haciendo lip-syncing, bailando, actuando o hablando con su audiencia. También pueden hacer duetos con otros usuarios mediante la opción de responder al video y así se crea una pantalla partida con las actuaciones de ambos usuarios. Se trata de una red social pensada para jóvenes, atraídos por la simpleza de la interfaz. Es una red social que denota y fomenta una cultura snack, un espacio enloquecido y acelerado con una enorme variedad de contenido y videos cortos.

Una característica clave de la app es que la creación de un video parte de la selección de un sonido o canción, muchas veces virales, o también crear y postear con su propio sonido. De este modo se viralizan canciones y artistas que de no ser por TikTok no se habrían conocido.

Fenómeno pandemia y #SuenaEnTiktok

A partir de la cuarentena, muchos artes y oficios se vieron obligados a redefinirse para mantenerse vivos. En este contexto, la virtualidad se vuelve la nueva normalidad: clases virtuales, compras online y entretenimiento digital.

Si bien la plataforma TikTok ya era popular entre los usuarios de redes sociales, frente a este panorama de confinamiento se consagró como app global. Profesionales y amateurs de los más diversos ámbitos comenzaron a compartir sus obras en videos cortos y dinámicos.

Con la popularidad que alcanzó la app, y posicionándose en el mercado de las redes sociales, fue tal su influencia que comenzó a marcar la agenda musical, obligando a grandes artistas a adaptar sus hits a los formatos de TikTok. De esta forma es que surgen los challenge, acompañados de un hashtag que permiten viralizarlos.

En el ámbito amateur, artistas de todos los matices logran pasar del anonimato a la viralidad. Julián Sappietro, un tecladista rosarino, explicó su impresión sobre esta red:

“Lo que vino a hacer TikTok de algún modo fue democratizar el talento, porque a diferencia del algoritmo de Instagram, donde muchos pibes y pibas que cantaban o tocaban increíble solo los veía su grupo de gente, acá podés tener 100 seguidores y viralizarte… entonces hay un montón de agencias de marketing, de management y discografías buscando a esos artistas”

 

@juliansappietro#dúo con @sonn1c #asmr #parati #asmrtiktoks #satisfaction #satisfy #mariabecerra #acaramelao #argentina♬ Secrets – Regard & Raye


Durante la cuarentena, Julián comenzó a hacer videos divertidos tocando el teclado, se volvió viral, en pocos meses alcanzó más de 300k de seguidores y consiguió ofertas de representantes y discográficas. Es así como firmó un contrato con Universal Music Argentina S.A y formó Kepá, un dúo de música urbana que mezcla distintos géneros, como la cumbia y el reggaetón.

TikTok demuestra su incentivo hacia el desarrollo de artistas en ascenso, tal como han emergido grandes artistas de otras plataformas, como Justin Bieber en Youtube, y Shawn Mendes en Vine. De esta forma es que les ha dado lugar a tiktokers locales como a Kepá en su festival #SuenaEnTiktok.

Suena En TikTok se trata de un festival musical virtual –el primero que organizan en Latinoamérica y el más grande en la historia de la app– que convocó a una serie de artistas desde México hasta Argentina, entre los que se destacan Daddy Yankee, Gera MX, Tini, Thalía, Sebastián Yatra, Kali Uchis, entre otros.

El 11, 12 y 13 de junio los asistentes pudieron disfrutar, tanto de presentaciones de músicos consolidados en toda clase de géneros, como de artistas cuyas carreras despegaron a partir de la aplicación, con sesiones de preguntas y respuestas y hasta actividades especiales -como Mau y Ricky cocinando en vivo- donde los usuarios pudieron conocer mejor a las celebridades.

Por Agustín Doino, Agustina Gigoux, Julieta Razzari  y Nadia Timoszuk, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2021