Por David Capilla, Lic. en Periodismo, egresado del Postítulo y Lic. en Periodismo UNR. Esta nota surge a partir del Trabajo Final Integrador realizado por el autor para finalizar su carrera. Pueden consultar aquí el trabajo completo.
A pesar de los esfuerzos que se han desarrollado en la historia de la práctica periodística por obtener una manera distinta de comunicar las informaciones, muchos medios apuestan a lo tradicional, a las formas clásicas. Hoy con el avance de las tecnologías se piensa en cómo se pueden mandar las noticias de formas rápidas, pocas veces se genera el espacio para la revisión, para preguntar sobre el valor de lo que se envía. En este sentido la producción de las noticias es distinta, los hábitos con respecto a su práctica cambian.
Por su parte, Martín Becerra señala en su libro Sociedad de la Información: proyecto, convergencia y divergencia que “en esta revolución informacional […] se incrementa exponencialmente la capacidad de producir, procesar, almacenar y enviar volúmenes cada vez mayores de información: la digitalización de los paquetes info-comunicacionales permite soñar con la perspectiva de eliminar la capacidad de producción, almacenamiento, emisión y recepción de información como condicionantes de relevancia” (Becerra, 2003:21).
Podemos afirmar que muchas de las rutinas ejercidas por los periodistas se entienden como trayectos que posibilitan abordar unos hechos en pérdida de otros, pero desde una noción de trascendencia que se materializa en conjunción con el campo de intereses de la empresa periodística. A este fenómeno, la academia norteamericana lo denominó preponderancia de las rutinas burocráticas.
Se resume que el ejercicio del periodismo está asociado a rutinas naturalizadas en el marco de una empresa periodística avalando procesos de deformación de la realidad en tanto la contextualización de lo real estaría sujeta, necesariamente, a dos factores de creciente importancia: la competitividad de mercado y las posiciones ideológicas que atraviesan un medio de comunicación.
La situación por la cual atraviesa la profesión es aquélla que se relaciona ni más ni menos con la cultura de lo efímero, donde en cada instante las cosas se vuelven obsoletas o fugaces. Entonces, sería muy importante pensar y repensar que allí donde los documentos instalan una certeza, el periodismo instala una pregunta. Aquello que era tan importante como: preguntar, indagar, conocer, dudar y confirmar cien veces antes de informar queda desvanecido porque la situación está preparada para que las noticias obedezcan al mandato.
Podemos pensar casi a modo de conclusión que hoy el negocio es la información en su pura esencia, por lo tanto las noticias son una mercancía, trabajadas bajo rutinas de producción rápidas bajándole así calidad a la información. Se apagó la llama sagrada del periodismo, la duda, por el soplido desprendido de la velocidad con la cual corren los tiempos.
El polaco Ryszard Kapuscinski aclara que “antaño, el valor de la información iba asociado a diversos parámetros, en particular al de la verdad. También se concebía como un arma que favorecía la lucha política”. A partir de estas líneas, podemos reflexionar que hoy el valor del ingreso es proporcional al egreso de noticias, así la información es víctima de las leyes del mercado.
Acompaña a esta situación el especial cuidado en la edición fotográfica (la importancia puesta en lo visual), cambios en la forma de redacción y organización de las salas de redacción, ampliación de los temas de cobertura. Todo esto se da en un contexto donde el periodista no es neutral y de que el concepto de la ética se modifica en una carrera incesante por la primicia y mayor venta de ejemplares o números de rating.
Asegura Sibila Camps y Luis Pazos en Así se hace periodismo. Manual Práctico del periodista gráfico que “a partir de la década del 90´, los medios gráficos temieron que el desarrollo de los servicios informativos de los canales les provocara una fuga de lectores”, como consecuencia, “esto dio origen a los procesos de rediseño en la mayoría de los diarios, donde se incorporaron nuevos recursos y tecnologías” (Camps/Pazos 2005:21). Estos autores puntualizan que se le va a dar, entonces, más importancia:
*A lo que respecta a lo visual.
*Va existir un mayor despliegue fotográfico.
*Incorporación de maquinaria adecuada, con mayor velocidad de impresión, para adelantar la salida del diario.
Si bien es un ejemplo, es muy interesante destacar para entender más aún la actualidad mediática una de las conclusiones que realiza Sergio Quiroga en La producción de noticias en CTC Canal 2, citado por Cesar Arrueta en el libro ¿Qué realidad construyen los diarios? Una mirada desde el periodismo en contextos de periferia, al hablar de los criterios de noticiabilidad:
“La escasa preparación de los periodistas, el desinterés del medio por contar con mejores equipos, la falta de tiempo y el tener que producir regularmente información sin suficiente tipo de preparación, afecta a la calidad de los mensajes y, por lo tanto, el servicio de información.
Frente a la ausencia de acontecimientos suficientes relevantes, se recurre a la pseudonoticia que son creaciones del periodista (más cuando carecen de formación profesional) antes que reflejos de la realidad.
Se atribuye con ello notable interés humano a hechos intrascendentes, reelaborando o reexaminando una noticia ya difundida.”
Se atribuye con ello notable interés humano a hechos intrascendentes, reelaborando o reexaminando una noticia ya difundida.”
César Arrueta. ¿Qué realidad construyen los diarios? Una mirada desde el periodismo en contextos de periferia. 4.1 Rutinas y Prácticas periodísticas. Pág. 78.
Según estas perspectivas “los medios de comunicación son los que crean la realidad social. Los acontecimientos son conocidos gracias a esos medios y se construyen por la actividad discursiva. El proceso de la construcción de la realidad social depende enteramente de la práctica productiva del periodismo” (Alsina, 1989:135). En este sentido, muchas veces no se apuesta a contar las noticias de otro modo; es en este contexto donde aparece una práctica periodística que despierta el interés de los profesionales por comunicar los hechos de determinada manera, la crónica periodística no tradicional.
Esta crónica periodística no tradicional parte de premisas que se vienen desarrollando desde hace un tiempo y que unidas conforman el adn de una composición no muy utilizada en los medios tradicionales. Salir a contar historias y la acción de *empalabrar parecieran ser los pilares de esta práctica.
Por este camino la fuerza de la imagen – producida a través de la escritura – es utilizada para lograr un mayor acercamiento emocional, se busca referir al mundo sensorial del lector y se afirma que los recursos literarios se mueven para dar una imagen lo más cercana posible a la realidad; muchas veces los factores son la combinación de datos objetivos con interpretaciones del narrador que luego dan paso a la elucidación y reflexión.
Afirmamos que la crónica periodística no tradicional es una narración, por lo tanto esas palabras serán objeto de especulación para dar cuenta del mundo contemporáneo. “El esfuerzo de dar forma de narración a las experiencias vividas también crea sentidos y nos brinda la posibilidad de recuperar historias, tradiciones, maneras de pensar y obrar” (Litwin, 2009:19).
Podemos puntualizar que se requiere de un periodista que desde el primer momento para la recolección de datos, realice la tarea de observar – “la observación es un procedimiento de recopilación de datos e información que consiste en utilizar los sentidos para observar hechos y realidades sociales presentes y a la gente en el contexto real en donde desarrollan normalmente sus actividades” (Ander Egg, 1986:197) –, claramente se distingue un fuerte trabajo descriptivo y en muchos casos se aplica el diálogo realista dando mayor jerarquía a la redacción, ayuda a comprender a los personajes, acciones y le da más claridad a las escenas a través del léxico que deja marcado el periodista. En otro orden, se deja ver a un escritor que no tiene miedo de mostrar subjetividad.
Finalmente el conjunto de estas herramientas de producción textual y su relación absoluta con la crónica como registro histórico, dan una relación de descripción social: cómo son los hábitos, modales, costumbres, modos de comportamiento, miradas, estilos de vestir o caminar – que obviamente forman parte de las descripciones que se encuentran en el texto –.
En este tipo de crónicas hay un compromiso con la información, con el trabajo periodístico y con la audiencia. A través de la utilización de la crónica periodística no tradicional se busca a un receptor activo, y no pasivo, que se identifique con la historia que se está contando y que participe de la misma. La doctora Maricarmen Fernández Chapou en Las letras del nuevo periodismo, fundamenta que “la única regla es recuperar su atención, contra el cansancio de leer en los diarios textos fragmentados y carentes de significados”. Este puede ser un camino.
De esta manera, se argumenta el tono subjetivo y los juicios de valor del periodista basados en la realidad. No obstante es un texto analítico, narrativo y descriptivo, no de opinión. La crónica entonces, es una combinación de narración, percepción, estadística, descripción y poesía.
El secreto está en la combinación, en el sentido de entender cuál será la dosis exacta de cada secuencia, o estrategia narrativa; pero sin ir más lejos el hilo conductor es la palabra, por eso es tan importante saborear cada una de ellas – redescubrir la belleza del lenguaje –. El trabajo más complicado para el periodista será entonces, encontrar aquella palabra que se ajuste con exactitud a aquello a lo que se quiere remitir, permite narrar mejor lo que ocurre a nuestro alrededor. Muchas veces lo insignificante cobra, dentro del contexto, un carácter muy importante, cuyas características sean las de proponer un desentrañamiento de la realidad.
* Afirma Albert Chillón en Literatura y Periodismo. Una Tradición de Relaciones Promiscuas, que “el periodista es, ante todo, sujeto empalabrador de una realidad no única y unívoca, sino polifacética y plurívoca, previamente empalabrada por otros: tales son su responsabilidad, su gozo, su vértigo y su misión.”
BIBLIOGRAFÍA
ALSINA, Miguel Rodrigo, 1989, La construcción de la noticia, Barcelona, Paidós.
ANDER EGG, Ezequiel, 1986, Técnicas de investigación social, Editorial Humanitas. Bs. As.
ARRUETA, César, 2010, ¿Qué realidad construyen los diarios? Una mirada desde el periodismo en contexto de periferia”. La Crujía Ediciones.
BECERRA, Martín, 2003, Sociedad de la Información: proyecto, convergencia y divergencia, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma.
CAMPS, Sibila y PAZOS, Luis, 2005, Así se hace periodismo. Manual práctico del periodista gráfico, Paidós, Buenos Aires.
CHILLÓN, Albert, 1999, Literatura y periodismo. Una tradición de relaciones promiscuas, Universitat autònoma de Barcelona.
FERNÁNDEZ CHAPOU, Maricarmen, Las letras del nuevo periodismo. Una corriente que abreva de la literatura con actitud innovadora. En Revista Mexicana de Comunicación.http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/fmb/foromex/nuevoperiodismo.htm(página consultada sábado 08 de octubre de 2011).
LITWIN, Edith, 2009 (2008), El oficio de enseñar. Condiciones y contexto, Paidós.
TORO, Juan Pablo, Julio 2007 “Los periodista se han vuelto hombres que no piensan. Entrevista con Ryszard Kapuscinski”. Cuadernos de Información, Facultad de Comunicaciones, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Nº 20.
KAPUSCINSKI, Ryszard, 1999 “¿Reflejan los media la realidad del mundo?, Nuevas censuras, sutiles manipulaciones”. Le Monde Diplomatique, Edición mexicana. Julio-Agosto.