Por Guido Brunet  y Lucía Demarchi, estudiantes del Seminario Ciberculturas, licenciatura en Comunicación Social UNR.

ceuntacuento2Sea cual fuere el recorte cultural que realicemos, el resultado siempre será el mismo: la primera manifestación del lenguaje siempre fue oral. Sí. Muchas lenguas habladas alcanzaron luego un nivel superior de desarrollo, plasmándose en papel y posibilitando la masificación de los relatos a través de posteriores desarrollos tecnológicos, como la imprenta. Sin embargo, lo que nos es natural, lo que nos es primero, es el habla. Nacemos y en nuestros primeros niveles de socialización aprehendemos (así, con “h”) la lengua de la cultura en el corazón de la cual nos tocó llegar. Oímos y decimos las palabras, les damos sentidos dentro de las oraciones mucho antes de verlas y reconocer los grafemas que con el tiempo se nos harán tan familiares que se nos tornará imposible separarlos del sonido.

Si uno piensa en los primeros relatos a los que tuvo acceso, con certeza no fueron leídos, sino oídos de los labios de alguna persona cercana al ámbito hogareño. Las mismas historias se repetían una y otra vez, no siempre relatadas con las mismas palabras, sino con pequeñas distorsiones, propias de la oralidad. Si bien en el presente es lógico que estos relatos se complementen con otras formas de contar –no sólo las que nos posibilitan las nuevas tecnologías sino también la masificación que en el último siglo ha tenido la educación primaria– no hace falta remontarse mucho en el pasado para llegar a un momento en que la oralidad seguía siendo uno de los principales vehículos de transmisión de relatos. Esto es lo que el movimiento de los cuentacuentos pretende recuperar.

Los cuentacuentos son personas que, como su nombre lo indica, cuentan cuentos. Esta actividad, que alcanza hoy niveles globales, tiene por un lado la finalidad de ser un vehículo para que los niños, con el tiempo, se acerquen a la lectura. Pero su principal cometido es que la tradición narrativa oral no se pierda. No se trata sólo de oralizar aquellos relatos que alguna vez han sido plasmados en papel, sino de una serie de recursos para poner en palabras aquellas historias (familiares, regionales) que se mantienen vivas sólo a través del boca en boca, de generación tras generación.

“Los cuentos son universales, anteriores a la literatura. La tradición oral y la forma de transmitir conocimientos primero era de boca a oreja y,  muchos siglos después, eso empezó a ponerse sobre el papel. Pero se sigue manteniendo. Y en realidad el origen, el germen de todas las culturas está ahí, en la oralidad, en las formas de comunicación: las leyendas, los mitos, los cuentos, las historias que se van transmitiendo de una generación a otra a través de la palabra”, dice Enrique Páez, uno de los coordinadores de la Red Internacional de Cuentacuentos, que agrupa virtualmente a más de mil cuentacuentos de 48 países.

El análisis de las relaciones existentes entre la oralidad y la escritura no es ajeno a todo lo que hemos planteado. Walter Ong  dice al respecto: “Parece obvio decir que el lenguaje es un fenómeno oral. Los seres humanos se comunican de innumerables maneras, valiéndose de todos sus sentidos. Cierta comunicación no verbal, como la gestual, es sumamente rica. Pero en un sentido más profundo el lenguaje, sonido articulado, es capital. […] No sólo la comunicación, sino también el pensamiento se relaciona de un modo enteramente propio con el sonido. […] Dondequiera que haya seres humanos, tendrán un lenguaje que existe como hablado y oído en el mundo del sonido”.

Hoy en día, una actividad como la de “contar cuentos” puede llegar a cualquier rincón del mundo en segundos. No hace falta tener a dos personas frente a frente para realizar ese rescate de la oralidad. Las tecnologías de comunicación con las que hoy contamos abren las puertas de muchas casas para que estos cuentacuentos nos sumerjan en sus historias. Algunas de sus presentaciones pueden ser encontradas en la web que los agrupa. “Creemos que las nuevas tecnologías, con imaginación y buena voluntad, pueden ayudar a mantener viva la herencia de Sherezade —la protagonista de Las mil y una noches— y subvertir así la profecía autoimpuesta que nos augura un mundo en el que las relaciones interpersonales son desplazadas por la tecnología”, resumen los cuentacuentos.

Links

Enrique Páez

http://cuentacuentos.eu/narradores/coordinadores/EnriquePaez.htm

Red Internacional de Cuentacuentos

Walter Ong

http://es.wikipedia.org/wiki/Walter_J._Ong

Los cuentacuentos son personas que, como su nombre lo indican, cuentan cuentos

web que los agrupa

http://www.cuentacuentos.eu/