Por Sofía Maidana, Mariana Dalpino y Paula García Mazza

Los días martes 25 y miércoles 26 de junio de este año 2013 se llevaron a cabo en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario las segundas jornadas de Visualidades Infinitas, denominadas “RE-volución de los lenguajes expresivos”. Como explicaron en la fanpage de las jornadas, la idea era transformar los espacios comunes para que por una vez la academia se mezclara y entretejiera con la vida.

Quizás por eso la actividad se empezó a difundir apenas unos días antes de realizarse; quizás por eso a la mayoría de estudiantes y docentes los pasillos y aulas intervenidos los tomaron por sorpresa.

El que no había dado una mirada al programa de las jornadas se encontró con una facultad intervenida donde ningún espacio era lo que solía ser. Pasillos desprovistos de sus habituales mesitas partidarias, militantes desplazados a rincones nunca habitados, exposiciones de fotos, dibujos y objetos en paredes y pizarrones, foros, performances, personas externas a la facultad que iban en grupos de un lado para el otro conversando y observando lo que había a su alrededor, gente sacándole fotos a los fotos… toda una nueva geografía para personas habituadas a ver cada cosa en su lugar, como siempre ha sido. La facultad se escucha diferente, hay otras voces. Se recorre diferente también, invita a correr menos y en cambio a re-correr, deteniéndose a observar eso nuevo que ha tomado al espacio por sorpresa. La facultad recibe dentro de sus muros a otras instituciones que trabajan con la mirada, la forma y el color, y a los cuerpos que hay detrás de ellas.

Es miércoles y con nuestra cámara a cuestas nos ponemos a recorrer los pasillos para ver con qué nos vamos encontrando. Sabemos que nuestros compañeros han ido a cubrir la muestra de trabajos audiovisuales y algunos paneles, que hay algunos que han ido a hacer entrevistas con los gestadores de esta idea, que otros han recogido videos, así que dejamos el programa de lado y nos dedicamos a observar, una de esas actividades que está tan perdida en esta vida acelerada que llevamos a veces.

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v2Una de las primeras exposiciones que encontramos pertenece a la Peña Fotográfica Rosarina, ubicada en el hall central de la Facultad, donde los alumnos han armado dos paneles llamados “Fotografía y Dibujo”. Son momentos y espacios de la ciudad fotografiados y transformados en trazos de lápiz y acuarelas. La similaridad y a la vez la diferencia entre las imágenes es asombrosa; cada espacio es reconocible pero al mismo tiempo tiene un toque único que sólo la mano del hombre puede conseguir.

También en el hall central, descansando sobre una tela negra, encontramos una muestra de fotos del taller de Fotografía Estenopeica “El ojo robado” que se realiza en el marco de la Dirección Provincial de Niñez del Ministerios de Desarrollo Social de Santa Fe. Allí, niños y adolescentes de los barrios Ludueña, Super Cemento y El Abasto aprenden a sacar fotos volviendo a los orígenes, con apenas latas herméticas y papel fotográfico donde grabar lo que sus ojos ven. Las fotos, en blanco y negro y en negativo, reflejan escenas de su vida cotidiana: niños jugando, niños corriendo, un  banco de plaza, el frente de una casa y la vereda. Se siente un poco como volver el tiempo atrás, a los espacios y los recuerdos que también pueden haber sido los de nuestras propias infancias.

Esos no serásn los únicos artistas que reflejaran con sus cámaras a nuestra ciudad: apenas entrar a la Facultad una muestra llamada “La interpretación del espacio público. Visiones y estrategias del relato gráfico significativo del espacio barrial de la zona sur de Rosario” nos recibía con imágenes del Saladillo.

Siguiendo por el pasillo nos encontramos con un popurrí de exposiciones que recorremos sin apuro; hay decenas de detalles para apreciar en cada una de ellas. Una de las primeras que nos llama la atención está compuesta por tres máscaras colgadas en los ladrillos del pasillo. El nombre reza: “Industria Cultural” y un cartelito más chico anuncia: “E.E.T. N° 625 Carlos Guido y Spano”.  A su lado, un pizarrón muestra una variedad de calendarios académicos diseñados por los alumnos de nuestra Facultad mientras un poco más allá se pueden ver planos y diseños gestados por gente de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR.  A su lado, en un transparente usualmente lleno de horarios de cursados, horarios de consulta y fechas de mesas de exámenes se pueden ver unos ponchos con un título que casi lo dice todo: “Lo enunciado en el diseño textil mapuche. Su continuidad en la textilería de los artesanos tejenderos de la provincia de San Luis”. Es parte de un proyecto de investigación dependiente de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis y nos demuestra que en materia de lenguajes expresivos no hay límites: las subjetividades pueden expresarse de mil maneras diferentes, el mund

v5Más adelante nos detenemos frente a otra expo que llama nuestra atención; se trata de “Fotomontaje y Collage”, a cargo de alumnos de la asignatura Fotografía y Diseño de la Escuela Superior de Diseño de Rosario. Consta de fotos intervenidas por dibujos recurrentes: el oso panda de la WWF (Wildlife World Foundation), la manzana de Apple, un guardia real británico, un cactus, el puma de, precisamente, la marca deportiva Puma. Los montajes son ingeniosos y divertidos y el dibujo se inserta casi naturalmente en la foto. Nos quedamos pensando en las palabras que acompañan la exposición: “El collage es una técnica artística consistente en ensamblar elementos diversos en una imagen que funcione como un todo unificado”. Casi como lo que estas jornadas son.o se ve con los ojos pero no se percibe solamente a través de la mirada. Quizás siempre lo supimos pero hoy mirando estas muestras nos estamos dando cuenta un poco más.

Seguimos andando y nos encontramos con “Miradas sobre la escuela”, una muestra de fotos realizada v6por los alumnos de 6to grado de la Escuela Nº 127 “Dr. Manuel Alberdi”. Nos quedamos un rato tildadas mirando las imágenes que retratan la vida en las aulas, en los pasillos, en los patios, y pensamos en la verdad de las palabras que acompañan el conjunto de fotos. “Cuando tomamos una foto estamos haciendo un corte en el espacio y en el tiempo. Ese margen registrado supone además un ‘recorte’ de la totalidad (…): algo queda dentro y algo queda fuera”. Como lo que hacemos nosotras con esta pequeña crónica: imposible recuperar todo; nuestra memoria dibuja un recorrido que quizás no sea el mismo que los otros presentes hayan hecho mientras ancla en un detalle, en un gesto, en una materia expresiva, llevándonos también a otros momentos vividos. Como bien supieron nombrar los organizadores de estas jornadas, visualidades que se extienden al infinito.