Informarse ya no es como antes. Pareciera que la libertad que se nos otorga al navegar en internet es cada vez mayor porque es uno el que elige hacia dónde ir. Sin embargo, hoy los grandes servidores organizan la información que consumimos. A través de los algoritmos, definen lo que nosotros creemos que buscamos y, en calidad de hegemonías, se nos presentan siempre en primer lugar aquellas noticias pertenecientes a los medios dominantes.

Así lo piensa la directora del diario Página 12, Nora Veiras, y lo expresó el viernes 9 de noviembre en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR,  en el marco de su conferencia “El periodismo, el algoritmo y el blindaje mediático”. La periodista minutos antes, habló con Medios y Enteros sobre su disertación y otros temas de interés periodístico.

 

MyE: ¿De qué trata tu conferencia?

NV: Lo que pretendo plantear es que hoy el periodismo tiene distintas facetas: por un lado, lo que implica el ejercicio del periodismo en un contexto de avance tecnológico con la redefinición a la que nos obliga la proliferación de redes y los grandes proveedores de internet que son, desde mi punto de vista, los grandes editores del periodismo en el mundo. Creo que, por más que cada medio sea un continente, la forma en que circula cada noticia que cada medio produce, es absolutamente anárquica en función a cómo se distribuyen en las redes. Es decir, el acceso a la información no se da mayormente desde un portal de noticias sino que consumimos aquéllas que otros seleccionan y hacen circular por las redes. Son los servidores los que priorizan las noticias. Además, existe un sometimiento tradicional que también se ve potenciado por la tecnología, que es el financiamiento de los medios de comunicación. A nivel macro, los grandes servidores de internet que hegemonizan la mayor cantidad de publicidad a nivel mundial, y que logran el sostenimiento de los medios de comunicación en los soportes electrónicos. Y desde lo micro, el financiamiento que se torna en una acechanza para aquellos medios críticos en este contexto de ajuste. Este es el sometimiento mediático. Por otro lado, las herramientas que hacen a un buen periodista, siguen siendo las de siempre, es decir, la necesidad de informarse, de buscar y de chequear la información y no dejarse llevar por las primeras impresiones o no dejarse influir por la visión más escandalosa, por más que esto pueda ser lo más redituable para adquirir presencia en los medios. Por eso, la formación ética del periodista sigue siendo nodal.

MyE: Entendiendo la polarización como una característica muy marcada en la Argentina, ¿creés que desde las dos miradas se utiliza el escándalo para adquirir esa presencia en los medios y lograr que se esté de un lado o del otro?

NV: No. Yo creo que los medios de comunicación dominantes expresan la ideología de la derecha, es decir, son instrumentos de poder de la derecha. Decir cualquier cosa implica sumar para lo que ellos quieren. Hace unas semanas, se premió a un supuesto periodista que sacó las noticias más inverosímiles sobre la muerte de Santiago Maldonado, en la categoría de periodismo en profundidad, cuando fueron atrocidades las que ha difundido sobre su muerte en la Patagonia. O como cuando se premia la trayectoria de otro periodista, el mismo día en que el banco de Belice certifica que las cuentas en el exterior de ex funcionarios kirchneristas no solo eran inexactas, sino que eran inexistentes. Entonces, ¿qué se está premiando? Se está premiando un discurso dominante y no el rigor informativo. Creo que si había alguna duda, ésta es la demostración cabal.

MyE: En un contexto de sobreinformación, sobretodo en las redes, da la sensación de que no sólo se dramatiza la noticia sino que, además, no se la profundiza. ¿Lo pensás así? ¿Creés que el periodista tiene otros intereses?

NV: Cuando hablamos de las redes como el gran imperialista de la información, me parece que el periodista termina como atrapado por esa lógica. No hay ninguna limitación para que el periodista pueda ejercer su profesión en términos de investigar lo más que se pueda. Obviamente deberá resignar otras cosas, como la presencia inmediata. También es cierto que hoy todo circula con una misma ponderación, las verdades y las mentiras ya no se distinguen fácilmente en las redes. Pero lo más peligroso a futuro, y que ya está sucediendo, es que el receptor busca que le confirmen sus prejuicios y no que le argumenten en sentido contrario. Y el periodismo puede caer en eso. Me parece que no le podés hacer pensar al otro lo que no quiere pensar, o darse cuenta de lo que no se quiere dar cuenta. Lo que sí me parece correcto es exponer los argumentos que puedan poner a pensar a esa persona que no quiere escuchar otra cosa. Es una tarea ardua. Además, se pierde un poco la costumbre de informarse bien o en profundidad. Porque hoy en día googleás y está casi todo, pero tenés que saber buscar porque los buscadores te inducen a buscar lo que ellos quieren como primera información. Entonces esto también es otro desafío.

MyE: ¿Cómo era ejercer el periodismo cuando no se contaba con las facilidades tecnológicas que hoy se nos brindan?

NV: Yo empecé a ejercer el periodismo hace más de 30 años, cuando no existía ni internet ni el celular. Lo que sí había eran las máquinas de escribir. Y en ese momento, uno pensaba que esto iba a ser imposible. Recuerdo que a principios de los 90, en el diario me dieron para editar una doble página de informática. La oficina del futuro se titulaba. Yo no sabía mucho del tema pero daba la sensación de que era algo muy innovador. Entonces, viene una periodista que colaboraba con un gráfico que ilustraba una notebook y un mouse, conectado a algo que era como un teléfono. En ese momento pensé que la mujer estaba delirando y que publicaríamos algo semejante a la ciencia ficción. Me parecía inverosímil. Pero al final todo eso llegó. Recuerdo también haber hecho coberturas especiales de congresos de CTERA, poniendo fichas desde un teléfono público mientras un redactor en Pagina me tomaba la nota.

MyE: Volviendo a los discursos hegemónicos, ¿Considerás la posición de Página 12 como contrahegemónica? Y por otro lado, ¿qué visión tenés vos sobre esos movimientos contrahegemónicos como el feminismo o los movimientos sociales que van surgiendo?

NV: Creo que uno se aferra a la renovación que implica la juventud para pensar que hay otro mundo mejor que éste. Porque cuando uno ve las postales de este mundo, es difícil defenderlo. Creo que si uno ve que hay una caravana de miserables que va a los Estados Unidos y el país más poderoso del mundo dice que va a mandar al ejército, y el mundo mira para otro lado, y nadie se horroriza por estas cosas, me parece que no es lo ideal. O como los cientos de miles de personas que están sepultadas en el Mediterráneo, por citar otro ejemplo. Sin embargo, creo que en este contexto de un mundo tan desigual, me parece que hay señales realmente esperanzadores. En el caso de Argentina, creo que hay una particularidad que es la movilización popular. Si uno piensa en la lucha de los organismos de DDHH, en la de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo frente a los procesos de terrorismo de estado que han sido parte de América Latina, me parece que la experiencia argentina es inédita. Y en esas mujeres creo que hay un puente transgeneracional con lo que sucede hoy, sobre todo con los jóvenes frente al planteo del feminismo. A lo largo del siglo XX, el feminismo ha sido un movimiento contrahegemónico. Y a pesar de algunos excesos que se cometen desde el movimiento, me parece que el el rejuvenecimiento que tiene el feminismo es totalmente esperanzador. Cuando uno ve lo que ha sucedido con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y ve a tantos chicos y chicas que argumentan de manera contundente sobre tener la posibilidad de decidir sobre tu propio cuerpo y de priorizar el deseo como orientador de la vida, y que esto no sea sofocado por el sistema, eso es realmente esperanzador y contrahegemónico. Página 12 siempre construyó un relato contrahegemónico, y durante el kirchnerismo coincidió en líneas generales con los trazos gruesos de ese proyecto. Pero la verdad es que Página 12 es preexistente al kirchnerismo, por lo que hubo una confluencia. Hoy en día me parece que es evidente, y sólo hace falta con mirar los títulos para darse cuenta, que sigue defendiendo los mismos valores en un contexto político donde el gobierno de turno tiene otra visión política. Además, esto tiene consecuencias en el financiamiento de la pauta pública. Muchos menos recursos podés esperar de los privados porque en su mayoría están alineados con el gobierno y nosotros tenemos una mirada crítica.

MyE: ¿Cómo te llevas vos con las redes sociales?

NV: Me llevo mal.

MyE: Porque Twitter no tenés…

NV: No, y encima me han inventado de todo. Me han inventado Twitter, me han inventado Facebook, absolutamente de todo. Sí las utilizo como fuente de información, porque creo que ningún periodista hoy en día puede no consultar las redes sociales. Sí me parece peligroso, en algún modo, lo mismo que decíamos al principio. Si vos te dejás llevar por el efecto del escándalo o por los prejuicios, terminás publicando cualquier cosa. Por ejemplo, la semana pasada cuando fue el recital de Shakira, se había dicho que la esposa del presidente había usado el helicóptero para llevar a la hija al recital y eso se viralizó y llegaba por cualquier parte y la verdad es que no era cierto. Pero algunos portales lo publicaron porque se dejaron llevar por la dramatización y la primicia. O. a lo mejor. sí lo podés hacer, pero sabés que éticamente no corresponde porque no es cierto. Siempre hay que chequear.

Por Juani Casares y Agustina Prat, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2018.