En el marco del Congreso sobre Democracia, llevado adelante por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, se realizó el panel “Lo personal es político. Mujeres que hacen cine. Miradas que transforman”, donde tres directoras y productoras rosarinas expusieron experiencias propias a lo largo de sus carreras y las dificultades que se les han presentado y se les presentan aún hoy.

La primera de ellas, Cecilia Del Valle, empezó planteando algunas problemáticas que ha visibilizado a lo largo de su carrera y experiencia en el ámbito del cine. Estas complejidades se profundizan aún más cuando hablamos en término de géneros, es decir, las desventajas que las mujeres deben afrontar. La cineasta ejemplificó esta situación al hablar de lo difícil que le resultó conseguir una directora de fotografía mujer para llevar a cabo un documental en el que retrató la vida de Canela, una mujer trans de 52 años. No sólo fue complicado conseguir el personal, sino el tema a tratar. “Una encara estas situaciones a partir de la incertidumbre, hay que acompañar al personaje con dudas e incluso prejuicios ya que no todo es espontáneo en los documentales”, explicó Cecilia.

Siguiendo esta línea, María Langhi expuso que el 15% de quienes dirigen las obras son mujeres, contra un 85% de hombres directores. “No es casualidad que no haya muchas mujeres en lo audiovisual”, expuso e insistió en que se debe tratar de visibilizar esta problemática porque al haber tan poca participación femenina, se pierde un aspecto central en las obras debido a que éstas “son producciones de sentido, donde importa la subjetividad, y las mujeres históricamente fuimos contadas por la subjetividad masculina”.

La propuesta se centró en empezar por trabajar esta cuestión en las escuelas y lugares de formación, asimismo este trabajo debería ser acompañado por políticas públicas y financiación por parte del Estado, para achicar esta brecha que existe desde los comienzos y en todas las esferas, no sólo la audiovisual. “Hay que trabajar en la equidad del relato, la crítica tiene que surgir desde los docentes”, reclamó Langhi.

Lucrecia Mastrángelo, la tercera expositora, retomó el discurso de su compañera respecto al lugar de los docentes en esta lucha. Según ella, lo que no se ve no existe, y las mujeres están bajo un doble peso: dirigir y trabajar con temáticas pesadas. “El cine es político, desde la decisión del encuadre y los movimientos de cámara y, claramente, en este sentido la impronta de la mujer no es lo mismo que la del hombre”, dijo Mastrángelo, acompañando esta reflexión con la idea de que se trabaja con subjetividades y no con objetos.

¿Cuál es la imagen de mujer que queremos mostrar? Una que no cumple con lo que impone el sistema, lo cual lleva al choque cultural y social. “La televisión es la principal destructora de mentalidades, porque es en este ámbito donde las mujeres siguen siendo tratadas como objetos. No es fácil la lucha, pero no por eso dejaremos de llevarla a cabo”, remarcó la expositora.

Un reclamo que resonó entre las tres participantes fue el que realizó María Langhi. “El 8 de marzo y el 25 de noviembre se acuerdan de que hacemos cine feminista, nada más”, exclamó con toda razón y sus colegas la acompañaron. “Hay que seguir repreguntándose, concebir las imágenes estando atentos”, concluyó Del Valle.

Las preguntas de un auditorio muy comprometido fueron el cierre ideal para concluir la conferencia. Vale la pena tomarse unos minutos para escuchar parte de esas impresiones de realizadoras que enfrentan día a día el desafío de hacer cine con miradas que transforman.

 

 

Por Jazmín Blati, Hilazaria Bazetti y Alan Naymark, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2018.