El CIESAL presentó la mesa redonda sobre “Historia y representación. Rosario en los siglos XIX y XX” en el segundo día del XI Congreso Nacional y IV Congreso Internacional de la Democracia llevado a cabo en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de Rosario en septiembre. Cinco ponencias discutieron acerca de los múltiples espacios de sociabilidad  que ofrecía la ciudad de Rosario así como también el mundo de la prensa a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Las ponencias estuvieron coordinadas por Alicia Megías, profesora de la Universidad Nacional de Rosario. Vanesa Dell’Aquila fue la primera que expuso “Las pulperías: espacio articulador de imaginarios” y habló de esos lugares como espacios articuladores de imaginarios, refiriéndose a las pulperías, los cafés/billares y las confiterías.

 

Resaltó además que la frontera entre estos espacios era endeble y todos manifestaban ciertos códigos de sociabilidad como por ejemplo: no rechazar desafíos, pagar lo que correspondía, no perder el control, entre otros.

Vanessa comentó que “las pulperías se convirtieron en un paisaje urbano en expansión y era una extensión de la forma de habitar. Se conformó como la imbricación del mundo urbano y rural, la cual persistía y se resignificaba”. Luego de esto hizo hincapié en la idea de que todos esos espacios se constituyeron para establecer redes sociales circunstanciales como era obtener recursos de manera legal o ilegal y beneficios laborales.

La coordinadora ,Alicia Megías comenzó la segunda ponencia, “Prensa rosarina. Segunda mitad del siglo XIX”, señalando los orígenes históricos y académicos de su investigación con los cuales toma como punto de partida que Rosario es un “caso paradigmático” en el cual no hay forma de que “el modelo teórico” pueda ser calzado “con la realidad”.

Aclarado esto, Alicia Megías caracterizó a la prensa de aquella época como facciosa, “efímera y cerrada”, y destacó su carácter litigioso  ya que estaba plasmada de querellas, con los diarios opositores, de los periodistas con los dueños de diarios y de los editores con los comitentes. Para la profesora no era tan importante poder determinar si la prensa rosarina formaba o no opinión pública sino, más bien, quiénes la formaron, qué factores intervinieron y su vinculación con el Estado.

María Luisa Múgica expuso la tercera ponencia sobre “Pornografía a Viva Voz”, titulada así por un artículo que fue publicado en el diario La Capital en 1936, y se centró en dilucidar qué se entendía por pornografía a principios del siglo XX. En relación a esto, afirmó: “Pornografía era todo lo que resultaba escandaloso y lo que la sociedad decretaba como tal. En términos morales el sensualismo era tildado de degeneración, una pieza teórica esencial según Foucault en la represión de la sexualidad. La pornografía estaba vinculada con la prostitución”.

Entonces continuó con una descripción de los lugares donde se vendían postales eróticas o figuritas que venían en las cajas de cigarrillos y las características de esos artículos designados como pornográficos en aquel entonces y que referían a mujeres viciosas, un fetichismo por los senos y la importancia del pudor.

La penúltima ponencia fue la de Javier Chapo, quién habló acerca de la representación del cuerpo y las prácticas sobre el mismo. En su tesina hacía alusión a una investigación exhaustiva de las revistas mensuales de 1918 a 1927 del Club Gimnasia y Esgrima de Rosario en su intento de poner al cuerpo como proyecto civilizatorio del club. Javier comentó: “El establecimiento insistió en fomentar la actividad de la gimnasia sueca cuando ésta ya estaba en decadencia en Europa. El tema de que los socios iban al billar preocupaba a los directivos que intentaban incentivar el gasto de energía en actividades moralmente aceptadas”.

La ponencia final fue “El Rosario patriótico, el pasado de la ciudad según Calixto Lassaga”, de Mario Gluck. La misma trató acerca de la memoria construida de la ciudad durante la trayectoria política de Calixto Lassaga, el intendente de Rosario entre los años 1898 y 1939, su relato del pasado y generar acciones dentro de lo urbano y lo educativo. Específicamente, Lassaga intentó buscar el lugar preciso donde se emplazó por primera vez el Monumento a la Bandera. De esa forma, tomó testimonios orales de gente de la comunidad anciana o hijos de testigos, donde los apellidos constituyeron un detalle fundamental.

Mario subrayó que “lo más notorio y discutido de Lassaga es que inventa un bicentenario de la ciudad en 1925, cuando en realidad era recién un centenario para situar la fundación de Rosario”. El cometido de este personaje tenía que ver con buscar un origen colonial a la ciudad, uno que no tenía y lo hizo a través de la localización de los restos de Vicente Anastasio Echeverría, patriota rosarino, y también planteando en la Constitución el feriado de la bandera para incorporarla al calendario escolar. “Su preocupación residía en materializar el pasado de la ciudad, en producir una memoria, por eso es importante relevar lo que se escribió e imaginó acerca de Calixto Lassaga”, concluyó Mario Gluck.

Por Gabriela Molina Suárez, Victoria  Nannini y Ariadna Navone. Estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2014.