Cuando el aislamiento social, preventivo y obligatorio llevó al mundo a recluirse en sus hogares, la vida cotidiana se trasladó, casi por completo, al interior de las pantallas de los dispositivos electrónicos. Se celebraron cumpleaños, se hicieron compras, se trabajó, se practicó yoga, se asistió a clases y se estudió online. Todo en soledad desde cada living, oficina y habitación. Solxs pero acompañadxs. Esa es la premisa detrás del popular formato de videos “with me” en Youtube: creadores de contenido se graban realizando todo tipo de actividades diarias e invitan a usuarios de todo el mundo a participar de ellas. 

Su origen se remonta a la comunidad de belleza con los populares vídeos de get ready with me (preparate conmigo), en los que youtubers se filman arreglándose antes de comenzar su rutina. Pronto, el formato se extendió y las actividades se multiplicaron: desde manejar, pasando por ordenar o limpiar el hogar, hasta comer conmigo. Según Youtube, hasta 2019 el formato cosechó un total de 4 mil millones de visitas. A partir del comienzo del aislamiento, las reproducciones en vídeos with me crecieron en un 600%. El formato era ideal para las necesidades que se incrementaron durante la pandemia, particularmente con el deseo de establecer lazos sociales. 

Particularmente, un tipo de vídeos del formato alcanzó mayor popularidad a lo largo de 2020: Study with me o estudia conmigo. Las reproducciones anuales de este contenido crecieron un 67% el año pasado, llegando a un total de 100 millones de reproducciones.

El study buddy ideal

Los vídeos generalmente duran 2 horas y, a excepción de aquellos que acompañan la sesión con música instrumental de fondo, transcurren en absoluto silencio. A veces son transmisiones en vivo. En muchos casos se aplican técnicas de concentración. Y en todos, quienes crean el contenido se graban en sus escritorios, estudiando.
En Corea del Sur, el formato es altamente popular y recibe el nombre de gongbang. El objetivo de estos vídeos es aprender en conjunto y motivar a estudiar sin distracciones. 

“Es como si estuviese con alguien o en otro contexto, fuera de lo que me impulsa este espacio en el que convivo”, relata Daniel Jaime, estudiante de la Licenciatura de Comunicación Social. Comenzó a mirar los vídeos durante la secundaria, estudiando a solas en su pieza en situaciones de mucho silencio. Las sesiones de estudio en soledad tienen eso, el silencio, un espacio para que se filtren pensamientos y distracciones. Explica: “En mi casa pienso en otras cosas, tengo otras cosas en las que enfocarme. Con ese recurso me concentro muchísimo más”. 

Ahora bien, a la hora de juntarse a estudiar en alguna casa con compañerxs de la facultad, es común que sea más el tiempo que se pasa hablando de otros temas que realmente estudiando. Los usuarios de los vídeos de estudia conmigo ya lo saben y por eso comentan: “Si estás leyendo esto, detenete y volvé a estudiar. ¡Vos podés!”. Quienes disfrutan y necesitan de una compañía para combatir la soledad, encuentran al study buddy ideal. “Lo que me sirve es estudiar en compañía de alguien que si bien no está presente, sabés que al mismo tiempo está estudiando o haciendo algo y no va a haber un intercambio”, explica Agustina Cabrera, estudiante de Relaciones Internacionales.

 En este contenido, todo está pensado para recrear la experiencia que se tendría en una biblioteca, con un aura calmante, música tranquila o un sonido ambiente que incorpora recursos del ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma). Se trata de una puesta en escena convocante por múltiples razones. “Es como una cuestión estética lo que me atrae”, cuenta Ana Clara González, estudiante del Profesorado en Historia. “Lo muestran tan lindo, tan bien, que dan ganas de estudiar también. Aparte a veces me siento medio sola en casa y me sirve un montón estudiar con alguien. Y que además tenga música lo-fi, me sirve mucho, algo bastante propio de esta movida”. 

Uno de los canales más populares es The Strive Studies, cuya creadora también es identificada por un usuario como “la chica lofi hip hop de la vida real” (refiriéndose a la popular y eterna transmisión en vivo con música para estudiar). En los comentarios de sus vídeos, la comunidad cuenta casos de éxito y relata cómo su contenido les ayudó durante la pandemia a atravesar sus épocas de exámenes e incluso a recibirse. Los aportes son muchos. Agustina Cabrera cuenta que le ayudó “incluso a tomar agua, a incorporar otras cuestiones en la rutina del estudio que a veces uno se olvida”.

Ana Clara González llegó a ellos por casualidad y los utiliza cuando está desmotivada en el medio de una semana de estudio. “Antes no usaba ninguna de estas cosas, escuchaba música cualquiera y listo. Ahora me armo toda una rutina, genero un ambiente de estudio”, cuenta. En hispanoamérica, algunos canales destacados son los de Marta Torné, Diario de un MIR, Estudiar Derecho, Angela Walters, Study Amigos y muchísimas más.

 

Estudiar y plantar árboles al mismo tiempo, una misión posible

La mayoría de estos vídeos incorpora  un cronómetro para aplicar la técnica pomodoro. Esta consiste en administrar el tiempo de estudio y dividir las sesiones en intervalos, llamados pomodoros, de 25 minutos a plena concentración y 5 de descanso. Se realizan tres series así y luego se toma un descanso de 30 minutos. El método fue desarrollado en los años 80’s por Francesco Cirillo, un italiano que comenzó a aplicarla en sus universitarios, utilizando un reloj de cocina con forma de tomate (pomodoro = tomate en italiano). Se basa en la idea de que las pausas regulares pueden mejorar la agilidad mental​ y motivan a ofrecer una respuesta eficiente frente al tiempo, en lugar del estado de ansiedad que suele provocar el devenir del tiempo. 

 

 

Esto genera la posibilidad de enriquecer la rutina de estudio con otros hábitos. Agustina Cabrera cuenta: “Podés tomar agua, té, café, comer un snack, limpiar un espacio que quizás está molestándote; si mientras estás estudiando pensás en eso, entonces lo podés hacer durante el break. Ahí vas designando momentos y los estructuras mucho más conscientemente”. 

La aplicación Forest, Manténgase enfocado puede ser vista en algunos de los vídeos. Es una gran aliada porque su objetivo es incrementar la productividad y concentración. Su funcionamiento es simple: se elige un árbol, se marca un objetivo de tiempo durante el cual se debe estar completamente concentrado (25 minutos, para aplicar la técnica pomodoro) y sin usar el celular. Si se cumple, tu árbol vive en tu bosque virtual. Si fallas, el árbol muere. Cuantos más árboles plantados, más monedas ganas. Pero no es todo.

 

 

Forest colabora con Trees for the Future (Árboles para el futuro), una ONG que ha plantado 145 millones de árboles en zonas deforestadas en una docena de países. Para participar, usuarios que guardan las monedas que consiguen en la app, van a la opción «Bosque real» e invierten entre 2.500 y 5.000. Luego, Forest solicita la plantación de un árbol y la concentración rinde frutos, literalmente. 

 

A ponerse las pilas

Las comunidades online dedicadas a difundir buenas prácticas de estudio no paran de crecer, ofreciendo aplicaciones y contenidos con recursos útiles para aumentar la concentración y la productividad. Estos nuevos modos de hacer, acompañan a estudiantes a lo largo y ancho del mundo desde hace tiempo, pero cuando la pandemia los despojó de sus escuelas y universidades, fueron el refugio perfecto. Ya sea para abstraerse un momento del caos propio de la convivencia familiar o para encontrar algo de compañía entre tanta soledad, cuando el título de un vídeo en Youtube les invitó a estudiar, fueron millones quienes dijeron que sí. 

 

Por Victoria Baños, Lara Benditti, Rocío Brassesco, Nerea Depetris y Fernández Sol, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2021.