Desmotivación política y crisis de representación
“Creo que hay en general una decepción y desilusión con la política”, respondía uno de los entrevistados. Con respecto a las elecciones anteriores, el número de jóvenes interesados ha decrecido notablemente. “Me pesa mucho que no haya una buena opción como para que pueda interesarme la política”, confesaba otra entrevistada.
Estamos en medio de una crisis de representación donde los jóvenes no confían en la política porque ésta no parece dar respuesta a sus preocupaciones y no ha tenido miedo de quitarles sus sueños. A muchos de ellos, sí les interesa el destino del país, pero más les preocupa que ningún candidato pueda contener en sus discursos, sus verdaderas demandas.
A pesar de la importancia de las elecciones y su impacto en el destino de la nación, muchos jóvenes argentinos directamente muestran una falta de motivación para involucrarse en el proceso electoral. Los sub-35 indican estar poco o nada informados, tal como lo demostró el informe de Zubán, Córdoba y Asociados.
Pareciera que temas como la economía, la educación o la seguridad no logran despertar un genuino interés en gran parte de esta generación. Muchos entrevistados manifestaron cierta apatía a la hora de informarse: “es un tema que nunca me interesó”, “siempre voto lo que me dicen mis papás”.
La influencia social y familiar desempeña un papel significativo en las decisiones políticas de la generación Z, el cual junto con los millenials, conforman el 40% del padrón electoral. Algunos adoptan las creencias y preferencias de sus padres, madres, familiares o amistades cercanas sin cuestionarlas ni explorar otras opciones. Entendemos que este fenómeno limita la diversidad de opiniones y la apertura al diálogo político, sin prestar atención a las propuestas de los distintos candidatos o partidos.
La conectividad en tiempos de campaña
La era digital ha proporcionado a los jóvenes un acceso intensivo a la información, pero también ha generado una sobrecarga informativa y mayor proliferación de noticias falsas. Ya sea a través de la difusión por Whatsapp o imágenes creadas con IA, la dificultad para discernir entre información verídica y manipulada puede alejar a los jóvenes de involucrarse en el ámbito político.
Uno de los componentes más importantes en la era de la información digital son indudablemente las redes sociales, las cuales desempeñan un papel cada vez más influyente en la formación de opiniones políticas. Como enuncia Francisco Albarello en su libro Mutaciones, esto se debe a que «la popularización de Internet y el aumento de los anchos de banda permitió el desarrollo de plataformas que ofrecen la oportunidad de consumir un contenido en el momento que deseamos hacerlo y no dependiendo de las horas en las que el programador de televisión decida incluir ese contenido», como sucedía anteriormente con los medios tradicionales.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los entrevistados reciben información fragmentada a través de plataformas como Instagram, Twitter y TikTok, estos se encuentran expuestos principalmente a contenido que confirma sus creencias preexistentes decidido por algoritmos cada día más inteligentes. Por lo tanto, gracias a esta cultura de la conectividad -tal como enuncia van Dijck-, la mayoría de los jóvenes no se sienten motivados a buscar diversidad de fuentes de información y se conforman con una visión limitada y parcial de la realidad política.
Esta predisposición a evitar buscar información adicional, sumada a la rapidez con la que las noticias y los mensajes políticos se difunden en las redes sociales, conduce a una falta de compromiso con la participación ciudadana.
Con todo, los entrevistados se limitan a compartir memes, comentarios superficiales y consignas partidistas, sin un análisis crítico ni una búsqueda activa de información confiable. Consideramos que existe una tendencia a creer que ya se cuentan con todas las respuestas y, por ende, no resulta necesario profundizar en las propuestas de los candidatos o explorar nuevas alternativas. A este proceso se lo denomina desencantamiento democrático.
Los memes, ¿un arma de doble filo?
En los últimos años, los memes fueron ganando terreno en la política argentina con el objetivo de producir sentido, interpelando a los jóvenes como prosumidores, es decir, como consumidores que participan en el proceso de diseño de las ideas o contenidos. Tres casos virales fueron el lanzamiento de la candidatura de Burlando, Larreta Swiftie y la creación de la Massarap.
Si bien los memes se suelen utilizar para poner en ridículo o bromear sobre algún aspecto de la campaña, ciertos entrevistados se apoyaban sobre éstos para decidir su voto en las próximas elecciones. Por este motivo, varios candidatos se sumergieron en este mundo de los memes para ganar más apoyo entre el público joven, aunque otra gran parte de la audiencia no ve con buenos ojos este tipo de acciones por lo que toman distancia de aquellos candidatos que utilizan este recurso.
En pocas palabras, la apatía, la indiferencia y el desinterés de los jóvenes argentinos hacia las elecciones de este año plantean una preocupación significativa. Creemos que sería interesante realizar un análisis efectivo sobre la comunicación política en estos tiempos, fomentar una mayor educación política, promover el diálogo y la participación activa de los jóvenes. Todo esto con la necesidad de reforzar una representación política que refleje las necesidades y aspiraciones de la sociedad argentina.
Y a vos, ¿te interesan las elecciones?
Por Josefina Gallo, Martina Komar, Nahuel Busnengo, Priscila Sciarra, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2023.