Desde 1993, el Festival que hasta el 2015 se denominó Festival Latinoamericano de Video y Artes Visuales, se convirtió en un punto de encuentro para los realizadores y el público. Este año cambió de nombre, pero sigue manteniendo su misma impronta latinoamericana y formato de competencia, en el cual se contemplan las producciones de los creadores locales y de Latinoamérica.

 

Del 8 al 17 de septiembre tuvo lugar la edición número 24 del Festival de Cine Latinoamericano Rosario, diez días de festival en diez sedes repartidas por la ciudad. Organizado por el Centro Audiovisual Rosario de la Secretaría de Cultura y Educación municipal y el TEA Imagen, escuela de Producción Integral de Televisión de Buenos Aires, contó con el patrocinio del Ministerio de Innovación y Cultura del Gobierno de Santa Fe y del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

En el evento se inscribieron 754 cortometrajes de 15 países, de los cuales 65 fueron seleccionados para la Competencia Oficial, 42 cortometrajes participaron de la Competencia Escuelas de Cine y 31 compitieron en la categoría Competencia Rosarina. El Festival brindó una cuidada programación de películas, competencias de cortometrajes y actividades especiales como capacitaciones, charlas y secciones especiales.

La proyección de los cortometrajes premiados correspondiente a las diferentes competencias tuvo lugar el domingo 17 en Village Cines a las 18. Las riendas del acontecimiento estuvieron guiadas por un miembro de la organización del Festival quien se encargó en primer lugar de los agradecimientos, tanto al público como a las instituciones que brindaron apoyo y logística, y luego de la exhibición de los cortos premiados.

El primer cortometraje ganador correspondió a la categoría de Escuela de Cine “El Rey del Muyuyo” una ficción ecuatoriana dirigida por Julio Ibarra y producida por Christian Herrera. Se trataba de una experiencia visual evocadora, donde un artesano de Muyuyo explora sus anhelos y sueños.

Luego, la mejor ficción fue para el cortometraje “Centauro”, un western greco-criollo ubicado entre las palmeras y las antenas de la pampa sojera. El centauro, como el gaucho, es un mito interrumpido que se perdió allá lejos y hace tiempo. Solo que esta historia transcurrió acá cerca y hace poco. Dirigida por Nicolás Suárez y bajo la producción de Mariana Luconi, ambos de la Ciudad de Buenos Aires.

 

En cuanto al mejor corto experimental, el premio fue para “O mal” dirigido y producido por Carlon Hardt de Brasil. Este cortometraje retrata lo surreal en la pérdida de la inocencia y la seducción por lo prohibido.

“Gemelos” fue premiado como mejor documental. Los gemelos homocigotas Efraín y José son los extremos de una misma profesión. Ambos son médicos. Efraín es un obstetra especializado en nacimientos; su hermano gemelo Jóse trabaja como médico forense en la morgue policial. La dirección de este corto estuvo a cargo de Pablo Radice y la producción de Diego Kompe.

En el turno de animación, “Onión” del bonaerense Juan Pablo Zaramella fue el ganador. En este corto se personaliza a Jessica, una mujer que asiste a una clase de yoga que le permitiría expandir su universo de manera drástica.

Una de las premiaciones más importantes fue para “Delinquido” quien obtuvo su premio a través de la votación del público que asistió al Festival de Cine. Dirigido por David Eira Pire y producido por Virginia Pellegrini, visualizan a un joven armado que asalta un bar. Desde el baño, un cliente llama a la policía. En un descuido el ladrón es reducido por el mozo. Los clientes lo golpean, pero el dueño los detiene. Llega la policía, el dueño oculta al ladrón y, finalmente, lo libera.

La ciudad de Rosario tuvo su premio al mejor cortometraje rosarino y fue para “La Maldonada”, una animación realizada por tres jóvenes directores de la ciudad: Nadia Rey, Santiago Guzmán y Lucas Álvarez Araut. Un fuerte español bajo asedio en los tiempos de la conquista es lo que se visualiza en este corto.

Por último, el mejor cortometraje del Festival de cine fue para “Al silencio”, una ficción que narra la historia de una despedida, una elegía, el viaje de un hombre al corazón de la montaña. En la espalda lleva todo el peso de su historia como una cruz y un gran bolso lo acompaña en su andar. Un corto mendocino dirigido por Mariano Cócolo y producido por Natalia de la Vega.

 

Con la proyección de todos los cortometrajes premiados se dio por finalizada la 24º jornada del Festival de Cine Latinoamericano Rosario.

Por Victoria Ruiz, Camila André, Natalia Micheletti e Ignacio Gonzalez Diez. Estudiantes del Seminario Ciberculturas 2017.