La evaluación constituye un elemento central de cualquier debate, teoría y práctica pedagógica. Se puede decir funciona como El Aleph de Jorge Luis Borges: a través de ella podemos ver las concepciones subyacentes de docentes y de quienes se dedican a la pedagogía sobre lo que se considera conocimiento válido y las formas en las que se construye; la relación entre docentes y estudiantes, y de quienes aprenden entre sí; una determinada metodología para el proceso de enseñanza (o su ausencia).

Según se considere a la evaluación como proceso o como un momento; si se la utiliza como una herramienta unidimensional de docentes hacia estudiantes o si se asumen otras dinámicas recíprocas; si se evalúa mediante procesos cuantificables o a través de conceptos: la decisión sobre estos aspectos, y tantos otros referidos a la evaluación, acarrean importantes consecuencias para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Es partiendo de este marco que querría destacar las potencialidades en torno al método de la evaluación de pares, es decir, aquel proceso en el cual es cada estudiante quien toma en sus manos la tarea de considerar, bajo determinados ejes, el trabajo realizado por sus pares. Me basaré en la experiencia que llevé adelante, junto a una pareja pedagógica, en mi residencia realizada en el 5to año de la “Escuela Técnica Guido y Spano”, y de las observaciones y conclusiones que puedo sacar de esta experiencia.

Experiencia de evaluación de pares
En el marco de nuestra residencia, con mi pareja pedagógica encargamos a cada estudiante la realización, bajo determinadas consignas, de una versión corta de un programa de radio, de duración de 12 minutos, que debía ser llevado a clases para escucharlo de manera colectiva en el estudio de Radio de la Escuela Guido y Spano. El trabajo se enmarcó en la materia Producción Radial de 5to año.

Como novedad la consigna establecía que, aparte de realizar su propio programa, cada grupo debería evaluar la producción de otro en base a criterios que les propusimos; evaluación que debía ser socializada y puesta a disposición para el intercambio en el mismo curso. Los ejes e interrogantes a partir de los cuales propusimos esta evaluación de pares fueron los siguientes:

Ejes para evaluar los programas
Pre-Producción
1. ¿El contenido producido es adecuado al perfil del programa?
2. ¿Cómo evalúan la calidad de ese contenido? ¿Se podría haber profundizado o buscado más
información sobre el tema/personaje?
3. ¿Qué otras cosas/temas/personajes/voces se les ocurre que podrían haber utilizado para
preparar el programa?

Vivo
1. ¿Cómo calificarían la realización del vivo?
2. ¿Fueron respetados los diversos roles (conducción, co-conducción, columnas, producción, etc.)?
3. ¿Las voces se escucharon claras? ¿Hubo baches? ¿Se pisaron entre quienes hablaron?
4. ¿La realización técnica fue la adecuada? ¿El sonido saturó o se escuchó bien? ¿Los audios/enlatados entraron en el momento adecuado? ¿Se produjo algún corte inesperado?
5. ¿El programa cuenta con una artística propia? ¿Qué opinión tienen sobre la misma? Analizar la apertura, el cierre, las cortinas, presentaciones de personajes/columnistas, etc
6. ¿Se utilizó el recurso de la música? ¿Qué función cumplió (separador, cortina, apertura, cierre, etc.)?
7. ¿Se utilizó algún efecto de sonido? ¿Creen que el mismo sumó al perfil del programa?

Cabe aclarar que dichos ejes e interrogantes fueron previamente anticipados y explicados en su importancia y fundamento a cada estudiante. También se aclaró que, en el escrito de evaluación de sus pares, cada grupo podría introducir otros elementos que consideraran pertinentes.

Potencialidades de la evaluación de pares para el proceso de aprendizaje. Algunas observaciones sobre el proceso de la experiencia
De lo emergente en el proceso de evaluación entre pares, extraemos algunos aspectos que nos parecen claves para destacar sus potencialidades en el marco del proceso de aprendizaje.

El punto central de la experiencia se sitúa en la ruptura de la verticalidad en el aula: consideramos que lo realizado permitió romper, al menos parcial y momentáneamente, con la verticalidad habitual de la relación docente-estudiantes. Verticalidad que se condensa, regularmente y de manera destacada, en los procesos o momentos de evaluación.

Es así que un proceso de este tipo puede permitir redirigir la mirada de estudiantes, regularmente orientada por cada docente, hacia sus propios pares, teniendo que prestarles atención, considerar que son personas productoras de saber y de sentido y evaluarlas en base a criterios que van más allá de sus relaciones interpersonales ya establecidas. De esto se desprende no sólo una nueva forma de reconocerse entre estudiantes; la dinámica también puede aportar, de manera positiva, en el aumento de la atención que se presta cada persona así misma y a las demás a la hora de exponer sus trabajos.

La situación de que cada estudiante se coloque en posición de evaluar también abre las puertas a que se autoperciba, durante el proceso, de una manera interesante: como persona capaz de producir observaciones críticas (o evaluaciones) que cuentan en el aula, que no tienen que ser hechas en comentarios sueltos o en espacios informales; sus opiniones, fundamentadas, tienen, en el ejercicio de la evaluación de pares, un lugar importante para la dinámica de la clase y frente a cada docente y al resto del curso. A su vez, el hecho de asumir esta posición orienta a estudiantes a profundizar en los conceptos trabajados, que se convierten en una herramienta central para lograr una evaluación con cierta rigurosidad.

Hay otro fenómeno, menos visible que los anteriores pero igualmente importante, que puede desplegarse utilizando la evaluación de pares: la ruptura con el oscurantismo o misticismo que ronda al tema de la evaluación. Es frecuente que cada estudiante enfrente la angustia de no saber cómo, por qué o en base a qué criterios se establece su evaluación. El proceso de evaluación de pares obliga a explicar y dialogar repetidas veces los criterios en base a los cuales se considera un trabajo. Para que cada estudiante logre producir evaluaciones fundamentadas debe interiorizarse en pautas para la evaluación. Este proceso permite desacralizar la evaluación, entender su trasfondo y utilidad y, por qué no, perder ciertos miedos frente a la misma.

Es interesante señalar, por último, que la utilización de este método porta la fuerza que adquiere toda novedad introducida en el aula: da la posibilidad de que haya un plus de entusiasmo en el trabajo. El paquete completo (ser artífices de su propia evaluación, evaluar y al mismo tiempo recibir la evaluación de sus pares frente a la mirada de la figura docente) produce cierto efecto que aporta al dinamismo del trabajo dentro y fuera del aula.

La potencialidad de la evaluación de pares para el proceso de evaluación docente
Hasta ahora destaqué las posibilidades que podría brindar la utilización del método de la evaluación de pares en el proceso de aprendizaje de estudiantes. Voy a enumerar, ahora, las potencialidades que el uso de este método brinda a la evaluación realizada por cada docente.

– Enriquecimiento de la mirada a la hora de evaluar, por la incorporación de otras opiniones. Cada docente se encuentra, de alguna manera, confrontando la propia evaluación realizada sobre los trabajos que hizo el curso. Si se abre al proceso, quizá pueda encontrar en las evaluaciones realizadas por estudiantes algunos aspectos que complementen o cambien su propio juicio. La diversidad de opiniones que emerge en el aula puede enriquecer la evaluación que debe realizar.

– Evaluar la capacidad de evaluar. En este proceso, cada docente evaluará no sólo los trabajos, sino también las propias evaluaciones realizadas por estudiantes. De esta manera, se puede observar no solo la capacidad de producción y realización, sino también la de elaborar y emitir juicios críticos por parte del conjunto estudiantil; además, se puede considerar el respeto y atención puestos hacia los trabajos realizados por el resto de sus pares de clase.

– Descentrar el rol docente. El proceso de evaluación de pares puede permitir aliviar un peso con el que muchas veces carga cada docente: el de tener que portar con un juicio infalible, que todo lo abarca y que es correcto en todo momento. Al abrir el juego a otras opiniones o consideraciones, se allana el camino para entender las responsabilidades docentes y su especificidad en el marco de un proceso donde no sólo vale lo que diga la otredad, sino que eso puede colaborar en conducir la clase.

A modo de conclusión, la utilización del método de la evaluación de pares, muy poco difundida en cualquier nivel del sistema educativo que se considere, puede aportar a resolver (siempre de manera provisoria y parcial) en un sentido positivo uno de los conflictos presentes en cualquier espacio educativo donde haya docentes y estudiantes: me refiero al conflicto del poder en el aula.

Se acortan, sin desaparecer, distancias; se borronea el lugar o rol docente como única persona que detenta el saber, y cobran protagonismo otras voces y miradas; se aúnan en torno a una propuesta de trabajo, aunque se separen cronológica y metodológicamente, dos planos habitualmente divididos en la enseñanza, el de la producción por un lado y el juicio crítico por el otro.

La evaluación constituye una de las problemáticas fundamentales de cualquier pedagogía y estrategia didáctica. En ella, como señalamos al principio, se condensan muchos de los dilemas y complejidades del proceso de enseñanza-aprendizaje. Salir de una concepción instrumental y pasar a considerarla como una herramienta para el aprendizaje, es una opción que puede abrir el camino para la utilización y reformulación de dinámicas de evaluación más fructíferas, que tiendan a democratizar la relación docente-estudiantes y valorizar la enseñanza como un proceso.

Por Juan Manuel Teres, estudiante de Producción y Evaluación de Material Multimedia Educativo del Profesorado de Comunicación Educativa, ciclo 2019.

Bibliografía 

Litwin, E. (1998) La evaluación: campo de controversias y paradojas o un nuevo lugar para la buena enseñanza. La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo, 11-34.
Maggio M. (2018) Otra evaluación. Cap. 4. en Reinventar la Clase en la Universidad. Buenos Aires: Paidós.
Roig, H., & Lipsman, M. (2015) La evaluación en perspectiva crítica y creativa. Relecturas a los aportes de Edith Litwin para la evaluación del aprendizaje y la enseñanza. Revista del IICE, (37), 69-80.