En el marco del XIII Congreso Nacional y VI Internacional sobre Democracia desarrollado este último septiembre en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de Rosario, se llevó a cabo el panel especial La Vida en la Pantalla, un espacio en donde distintos investigadores en Comunicación locales e internacionales expusieron, desde diversas teorías y contextos, cómo la sociedad desarrolla sus actividades en torno a las pantallas que nos acompañan durante estos tiempos.
La primer disertación estuvo a cargo de los docentes e investigadores de la Escuela de Comunicación Social de la UNR, Silvana Comba y Edgardo Toledo, quienes abordaron la problemática tanto de sus perspectivas catedráticas que ofrecen en sus materias del ciclo superior de la Licenciatura como de las propias investigaciones que abordan desde la Secretaría de Comunicación y Gestión de Medios.
Para ambos, las pantallas constituyen un factor fundamental en el ecosistema de lo que denominan la Cibercultura, ya que como parte de los dispositivos digitales que abundan en nuestra contemporaneidad, están generando nuevos roles en las ciudadanías. Y es justamente en ella, la cual se caracteriza por lo provisorio, en la que las nuevas comunidades virtuales que se forman mediante los procesos de mediatización, ya no responden a determinados orígenes o esencias clásicas, sino más bien a gustos e intereses particulares.
En la medida en que nos vamos relacionando con aquellos sujetos virtuales a través de los dispositivos tecnológicos, vamos reconfigurando esa ciudadanía y generando nuevas identidades. Uno de los ejemplo que aportaron los docentes fue el de los movimientos de rap, quienes generan su música para las redes, reúnen nuevos sujetos en torno a ese contenido y luego, en la generación de esa nuevas identidades, se van ocupando nuevos territorios que se caracterizan por los intereses de estos actores. Y en relación con la democracia, estos nuevos territorios virtuales, conviven en esta Cibercultura en la que todos pueden acceder, a pesar de la siempre vigente presencia de medios o empresas hegemónicas de la comunicación.
Otra de las disertantes fue Gisela Castro, docente e investigadora en la Escuela Superior de Propaganda y Marketing de San Pablo, Brasil (ESPM) quien se refirió al envejecimiento y la longevidad en los adultos mayores a partir del consumo en las pantallas, temática poco investigada o, mejor dicho, poco profundizada en los estudios de Comunicación. La invitada internacional sostuvo que desde el cambio de concepción que se tenía de la vejez, concebida antes como un problema y ahora como una posibilidad de gestión para alargar la vida, la comunicación ha tenido un rol fundamental en este nuevo paradigma. Si bien ella apunta a públicos más jóvenes, el propósito de estirar los años de vida en los mayores era posible en la medida en que ellos pudieran acercarse a las pantallas digitales.
Según la investigadora: “las pantallas son parte del modo cultural de vida. Y eso ha hecho que muchos mayores se hayan implicado en las redes sociales. Por eso hay una necesidad de enseñar a los mayores las herramientas digitales”. Además, “la percepción que hacen algunos mayores sobre la posibilidad de contar con un dispositivo digital, es positiva porque les facilita la comunicación con personas que están lejos de ellos”, finalizó Gisela su ponencia.
Otro de los presentes fue el director de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Leonardo Murolo, quien desde la teoría de los estudios culturales, se abocó a identificar cuatro tipo de usos y narrativas en las pantallas a partir de la evolución de la televisión hasta llegar a los formatos digitales. En primer lugar, el tipo de uso pirata, que se caracteriza por un usuario que carga y descarga los programas, series o películas de internet. Crackear, chipear, compartir, reproducir y viralizar son los usos que ellos hacen gracias a la intervención informática que cambia los modos de consumir contenidos en las pantallas.
Un segundo tipo es el amateur, es decir, este tipo de consumo involucra a sujetos que irrumpen y buscan nuevos formatos, que son por lo general, propios. Los tutoriales de Youtube o los youtubers, son contenidos
creados con la finalidad de despegarse de aquellos que los medios clásicos transmiten. Además, se democratizan las narrativas en el momento que se crean nuevos contenidos como los finales alternativos de series o películas.
El tercer uso de pantallas tiene que ver con el ficcional y es aquel relacionado con las series web, un formato específico que genera un contenido específico para su creación y consumo en las páginas web. En Argentina, existen grandes plataformas como Incaa, CineAr, Utref TV que nos muestran materiales que no superan los 10 minutos distribuidos en apenas 10 o 12 capítulos.
Por último, el docente se refirió a un uso de pantallas ligado a la propia elección. Este tipo es el de “a la carta”. “A diferencia de la tele que te dice qué tenés que ver en grilla haciendo zapping, a la carta vos podés elegir”, sostuvo y agregó: “El mejor ejemplo es Netflix: es televisión pero vos adoptás el modo de distribución”.
Quien disertó en último lugar, fue el docente y economista uruguayo Gustavo Bouquet, de la Universidad de la República (UdelaR) y que de forma más prolongada explicó las implicancias del neoliberalismo en los ámbitos de comunicación hoy en día. Desde una perspectiva más política y contracultural, alertó sobre los modos en que las grandes empresas no sólo buscan llegar a nuestras pantallas con la finalidad de comprar sus productos, si no que implícitamente nos inducen a formar parte de esas comunidades virtuales que responden a una lógica consumista.
Por Juani Casares y Agustina Prat, estudiantes del Seminario Ciberculturas, ciclo 2018.