Autores: Silvana Comba (@8daysaweekSil) y Edgardo Toledo (@PaniToledo)

Las narraciones constituyen una manera de usar el lenguaje y, por consiguiente, un modo de organizar la experiencia. Las narrativas “son las historias que la gente se cuenta…hay creencias, expectativas, planes de comportamiento… Entonces, probablemente, la gente se comporta de acuerdo a estas narrativas… Todas las culturas los tienen.” (Piscitelli, 1997)

Vivimos la mayor parte de nuestras vidas en un mundo que vamos construyendo según las normas y los mecanismos de la narración, es decir, damos sentido al mundo y a nuestras acciones contando historias, usando el modo narrativo de construir la realidad. Una historia es siempre la historia de alguien. Los acontecimientos se contemplan a través de un conjunto de enfoques personales y, por ende, aparece una voz narrativa.

Lo que hace la gente en las narraciones nunca es por casualidad, ni está estrictamente determinado por causas y efectos; está motivado por creencias, deseos, teorías, valores u otros ‘estados intencionales’… Lo que se busca en la narración son los estados intencionales que hay ‘detrás’ de las acciones: la narración busca razones, no causas. (Bruner, págs. 155-156)

Las narrativas van cambiando a medida que emergen nuevas tecnologías del conocimiento o, dicho de otra manera, de acuerdo con el tipo de tecnología intelectual hegemónica en cada época. Así, las narrativas de la oralidad son diferentes a las impresas y a las que hoy están experimentando los jóvenes en la ecología de medios que instaura la comunicación digital.

En nuestra investigación nos centramos en jóvenes de 18 a 25 años que han convivido siempre con un panorama mediático muy diversificado: radio (principalmente FM), TV (abierta y por cable), videojuegos, DVD, CD, Play Station, computadoras (PC de escritorio, notebooks, netbooks), reproductores de MP3 y MP4, tablets, teléfonos celulares. (Morduchowicz, 2008). Y, fundamentalmente, jóvenes que siempre han estado con internet o, más precisamente, en internet.  La conexión permanente, en sus distintas modalidades y con mayor intensidad en los últimos años, define sus modos de comunicación predominantes.

Estos jóvenes, con sus renovados procesos simultáneos de comunicación, consumo y producción cultural, aparecen como el grupo privilegiado en la nueva sensibilidad que experimentamos en la actual ecología de medios. Ellos nos permiten visualizar con más nitidez los cambios en los modos de estar juntos –expresión que Maffesoli utiliza para referirse a las socialidades-, de construir su subjetividad, en los modos de conocer, crear y compartir contenidos.

Cuando hablamos de contenidos, nuestra primera referencia es una serie de lenguajes, formatos y géneros característicos de los medios masivos, elaborados por profesionales y distribuidos a una audiencia que la empresa de medios decide. Es la comunicación típica del broadcasting, de uno a muchos. No obstante, los nuevos modos de comunicación de muchos a muchos en los medios sociales y la participación de los jóvenes nos conducen a repensar qué entendemos hoy por contenidos. No podemos seguir pensándolos como antes. Nos interesa explorar los usos sociales de los nuevos contenidos audiovisuales producidos y compartidos por amateurs, día a día -amateurización masiva, en palabras de Shirky (2008).

Los contenidos relacionales

Los jóvenes que participan de las redes sociales operan en pequeños grupos como parte de una comunidad. Sus publicaciones ahora están en el mismo medio donde encontramos información producida profesionalmente por periodistas y editores culturales. Es decir, lo que tradicionalmente entendemos como contenidos. Este fenómeno es totalmente nuevo y a veces conduce a errores en la interpretación de las actuales formas de comunicación, consumo y producción cultural. No estamos habituados a que los self-media (Castells, 2007) y los mass-media se mezclen. El contenido generado por usuarios no está destinado para un consumo masivo, para el broadcasting, del mismo modo que una llamada telefónica a un familiar no se considera como “contenido generado por la familia.” (Shirky, 2008, p. 86). Aunque, como observamos en muchos casos, un video realizado en el hogar para compartir entre amigos en YouTube, después de haber alcanzado miles de visitas, puede terminar en el noticiero de la televisión. Un fenómeno reciente que da cuenta de esto es el de los youtubers que irrumpieron en la escena de los medios masivos y realizan presentaciones en vivo. Según la visión de algunos youtubers, en YouTube la mejor fuente de ingresos proviene de los sponsors que buscan que se publiciten sus productos directamente en el contenido del video. Por eso, la cantidad de suscriptores que tenga el canal de un youtuber es importante. Además, YouTube detecta a los YouTubers en ascenso, los apoya y los impulsa ya que un 45% de los ingresos por avisos queda para la plataforma y el otro 55% está destinado al creador del contenido.

 

Los contenidos que publican los jóvenes son vistos y apropiados, en mayor medida, por audiencias de jóvenes que incluyen, a su vez, a los propios creadores en primer lugar. Como señalan Sandra Weber y Claudia Mitchell (2008), los jóvenes vuelven a visitar sus propias producciones no sólo para ver cómo podrían actualizarlas, sino para observar qué les ha pasado, si recibieron me gusta, comentarios, si fueron compartidas, etc. Los creadores son, a la vez, su propia audiencia. Hay una mirada consciente no sólo de sus creaciones –y de ellos mismos- sino de cómo los otros ven sus creaciones. Por eso no nos debería sorprender que, en muchas ocasiones, los me gusta provengan de los propios autores de las publicaciones.

 

La gramática de los nuevos contenidos

Los contenidos digitales son maleables, es relativamente fácil transformarlos, por eso un rasgo que los caracteriza es que son remixables. El remix es una de las principales gramáticas de creación de contenidos en las redes sociales. La noción de remix incluye “…modificar, hacer bricolage, reordenar, sobreimprimir, etc. imágenes, sonidos, películas, música, conversaciones, etc. originales o no.” (Knobel & Lankshear, p. 56).

Muchas de las destrezas que los jóvenes exhiben en la creación de contenidos en los medios sociales nos recuerdan al bricoleur que Levi-Strauss describe en El pensamiento salvaje (1964).Vale la pena traer aquí esa descripción.

El bricoleur es capaz de ejecutar un gran número de tareas diversificadas; pero a diferencia del ingeniero, no subordina ninguna de ellas a la obtención de materias primas y de instrumentos concebidos y obtenidos a la medida de su proyecto: su universo instrumental está cerrado y la regla de su juego es siempre la de arreglárselas con ‘lo que uno tenga’, es decir un conjunto, a cada instante finito, de instrumentos y materiales heteróclitos.”  (Levi-Strauss, pp. 36 y 37).

Del mismo modo, para la creación de diversos tipos de contenidos los jóvenes se manejan con plantillas, donde pueden ir combinando distintos elementos (tipografía, color, tamaños, movimiento, etc.).

En los últimos años lo que ha venido a potenciar a esta gramática de producción de contenidos es el uso de aplicaciones. Una aplicación es un tipo de programa informático diseñado como herramienta para permitir a un usuario realizar uno o diversos tipos de trabajos. Muchas aplicaciones están desarrolladas a medida por lo que suelen ofrecer una gran potencia ya que están exclusivamente diseñadas para una tarea específica. Son numerosos los ejemplos de aplicaciones que usan los jóvenes en sus celulares y muchas de ellas están vinculadas al consumo y producción audiovisual como, por ejemplo, Instagram, Vine, Snapchat, etc.

Una aplicación interesante, en este sentido, es Magisto que les permite crear videos con sólo unos pocos pasos que consisten en: subir fotos y breves registros de imagen, elegir un estilo y una música dentro de las alternativas que propone la plataforma y luego, mediante tecnología de inteligencia artificial, la aplicación realiza la edición.

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Otro ejemplo en el ámbito del audiovisual es Bombay TV, una aplicación en línea que permite añadir a pequeños trozos de película subtítulos, textos que también pueden ser convertidos a voz. Los jóvenes pueden escoger entre más de 70 escenas breves (30 segundos) de películas de Bollywood.

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Una vez escogida la escena a interpretar, tienen que inventar y poner los subtítulos. La pantalla muestra la película en movimiento y, al lado, la casilla donde se insertan los subtítulos, que deben ser frases breves. El enlace del nuevo contenido audiovisual creado llegará al correo electrónico del autor quien luego podrá compartirlo a través de distintos medios, con la opción de incrustarlo en un blog o en las redes sociales.

Los jóvenes producen y comparten estos nuevos contenidos audiovisuales desde el hogar, por eso a este tipo de práctica se la conoce como homecasting, en vinculación con los fenómenos de broadcasting (tv abierta) y narrowcasting (tv por cable, satélite, internet).

Para José van Dijck

El homecasting es el uso de sitios de video-sharing para descargar y cargar contenido audiovisual pregrabado, regrabado, remixado y de producción propia, a través de computadoras personales desde el hogar hacia cualquier otro hogar con una PC conectada en red. (p. 4)

 

Para la autora el Tube, que significa tele, de YouTube conscientemente posiciona al usuario de la plataforma en diálogo con la televisión. Y el You hace referencia a un nuevo tipo de coproductor colaborativo de contenidos audiovisuales. Más que ofrecer simplemente un nuevo ambiente para compartir videos, YouTube y los sitios similares están creando las condiciones para una nueva práctica social. Y, a la vez, antes que presentar a la programación de la TV convencional como obsoleta, estos sitios de homecasting como YouTube, Google Video o Vimeo, expanden y alteran la relación con la televisión. La distribución de contenidos audiovisuales que generan los jóvenes, a la vez, está comenzando a desafiar la estructura institucional, tecnológica y económica del broadcasting.

El nuevo ecosistema audiovisual que emerge es complejo, recién estamos empezando a vislumbrar algunas de sus características. Un rasgo que se describe frecuentemente es la libertad que gozan los jóvenes para publicar los nuevos contenidos audiovisuales. No obstante, la naturaleza distribuida del homecasting no significa la ausencia total de control. Los sitios como YouTube establecen reglas para el tráfico de contenidos, definen las condiciones tecnológicas para la carga y descarga y piden acordar con sus términos de uso.  Estos protocolos pueden ser pensados como nuevos mecanismos de control tecnológico y social. (van Dijck, 2007)

Gran parte de los contenidos audiovisuales que los jóvenes producen y comparten en los medios sociales están relacionados con la autoexpresión y la autorreferencia. Los teléfonos celulares resultan, en estos casos, el dispositivo privilegiado para documentar escenas de la vida cotidiana: salidas y fiestas con amigos, desempeños deportivos o artísticos quedan registrados en un lenguaje simple que busca, más que nada, generar emociones en el grupo de amigos y familiares.

Un tipo particular de contenido audiovisual que están generando los jóvenes está vinculado con la literatura. Oralidad, visualidad, lectura y escritura se entretejen en las videorreseñas que crean los booktubers.

 

Los booktubers: mejor te cuento de qué se trata y conversamos…

La crítica literaria es un género con una larga tradición que, en los últimos años, ha sumado nuevas características. Nos referimos a las videorreseñas bibliográficas, un nuevo tipo de contenido audiovisual que están produciendo y compartiendo los jóvenes en los medios sociales. A los autores de las videorreseñas se los conoce como booktubers.

«¿Que defina a los booktubers? Somos chicos que decidimos prender una cámara y grabarnos como si estuviéramos hablando solos. Pero lo que queremos, realmente, es charlar con otros chicos que leen, debatir con ellos» afirma Matías Gómez, de 17 años, en una nota del diario La Nación. Matías sube la videorreseña a su canal de YouTube, se divierte en el rol de comentarista y sabe que pronto llegarán los comentarios.

Los booktubers son fans –en términos de Jenkins- de escritores como J.K. Rowling, John Green, James Dashner y George R.R Martin, entre otros.  Harry Potter, la saga Crepúsculo y Bajo la misma estrella, figuran entre sus obras favoritas.

A los booktubers, las editoriales los señalan como referentes y formadores de nuevos lectores y han comenzado a incluirlos en sus estrategias de negocio, vinculando así viejos y nuevos medios.

Desde la Editorial Planeta señalan que las sagas son parte del crecimiento de este tipo de consumo/producción cultural, que se retroalimenta con películas o series de televisión basadas en los libros. Son verdaderas prácticas transmedia donde los jóvenes juegan su papel con la producción de las videorreseñas que amplían los mundos ficcionales.

En cuanto a la gramática de este contenido, prevalece una narrativa hipermedia dinámica –no duran más de 10 minutos- que incluye el humor y se parece más a un sketch que a una reseña formal. Los booktubers tienen destrezas en el manejo de programas de edición de video y audio, lo que otorga calidad a sus producciones. Podemos ver algunos ejemplos de viedorreseñas; una de Matías Gómez en donde se aprecian también comentarios de los usuarios interesados en este tipo de ficción. Y la de Macarena Yannelli donde aparecen muchas consultas de jóvenes interesados por esta práctica de hacer videorreseñas y por conseguir los libros.

 

El furor de lo visible

Actualmente, se suben 300 horas de video por minuto a YouTube. En un año se saca más de un cuarto del total de fotografías de la historia. De todos modos, hubo otros “momentos de furor de lo visible”, en palabras del escritor y cineasta francés Jean-Louis Comolli.

En 1895, los hermanos Lumiére presentaron las primeras imágenes en movimiento en un café de París. Su registro de un minuto reflejaba a los trabajadores saliendo de la fábrica de su propiedad en Lyon, evitando cuidadosamente mirar a cámara. En el mismo año, Wilhelm Roentgen descubrió los rayos x. De pronto, los hombres podían experimentar imágenes en movimiento y ver el interior escondido de sus propios cuerpos por primera vez. Un año más tarde, los Lumiere creaban la película más conocida del tren llegando a la estación. (Mirzoeff, 2015)

Como vimos, las narrativas audiovisuales contemporáneas están cambiando. Se fueron agregando nuevas pantallas que, lejos de anularse, van complementándose y diferenciando sus usos. La denominada segunda pantalla da origen a nuevas prácticas, como el live tweeting o la TV social, es decir, el tuitear mientras se está viendo un programa de TV en vivo. Ya no necesitamos ser profesionales para producir contenidos audiovisuales y, sobre todo, para poder distribuirlos. Por otra parte, el uso del celular con sus múltiples aplicaciones abre un panorama aún muy poco explorado en las nuevas narrativas.

Todas estas prácticas de consumo y producción digital emergentes, a su vez, son inseparables de las prácticas de comunicación, construcción de identidad y diferencia en la nueva ecología de medios.

 

Referencias

BRUNER, J.  La educación, puerta de la cultura. Madrid: Editorial Visor, 1999.

CASTELLS, M. (2007) Communication, Power and Counter-power in the Network Society, International Journal of Communication 1, 2007 Recuperado el día 20 de noviembre de 2011 de   http://www.nabilechchaibi.com/resources/Castells%20%20Communication,%20Power%20and%20Counter-Power.pdf

KNOBEL, Michele & LANKSHEAR, Colin (2007). New Literacies: Everyday Practices & Classroom Learning, Open University Press, 2007.

LEVI STRAUSS, C.  El pensamiento salvaje.  Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1964.

MIRZOEFF, N. In 2014 we took 1tn photos: welcome to our new visual culture, The Guardian, Recuperado el día 27 de julio de 2015 en http://www.theguardian.com/books/2015/jul/10/2014-one-trillion-photos-welcome-new-visual-culture

MORDUCHOWICZ, R. (coord.)  Los jóvenes y las pantallas. Nuevas formas de sociabilidad. Buenos Aires: Gedisa. Serie Culturas, 2008.

PISCITELLI, A. en Interlink Headline News N° 1047/48/49 del 12, 13 y 14 de diciembre de 1997.

SHIRKY, C.  Here Comes Everybody. Revolution doesn’t happen when society adopts new technology, it happens when society adopts new behaviors. London: Penguin Books, 2008.

TOGNAZZI DRAKE, A.  Las transformaciones de los contenidos audiovisuales y la influencia de los dispositivos móviles en el nuevo escenario transmedia. En Anàlisi: quaderns de comunicació i cultura, Núm. 46, 2012. Recuperado el día 17 de julio de 2015 en http://www.raco.cat/index.php/Analisi/article/view/252606

VAN DIJCK, J. Television 2.0: YouTube and the Emergence of Homecasting, 2007. Recuperado el día 17 de julio de 2015 en http://web.mit.edu/commforum/mit5/papers/vanDijck_Television2.0.article.MiT5.pdf

WEBER, S. y MITCHELL, C.  Imaging, Keyboarding, and Posting Identities: Young People and New Media Technologies en Youth, Identity, and Digital Media. Edited by David Buckingham The John D. y Catherine T. MacArthur Foundation Series on Digital Media and learning. Cambridge, MA: The MIT Press, 2008.