¿Qué pasó con Redacción durante la pandemia? La sustracción del lugar físico del aula donde se ponen en común actividades de taller de lectura y escritura individual y grupal de textos fue uno de los espacios más afectados para la propuesta metodológica de la materia Redacción. El aula física fue reemplazada por la virtual, a través de plataformas como Zoom y Meet, que abrió el espacio de encuentro estudiantes-docente al ámbito privado produciendo efectos de interacción y comunicación nuevos para el desarrollo de la clase. Esos espacios incidieron en algunos efectos como la atención al desarrollo de los temas, la intermitencia en la participación, la llegada y salida del espacio virtual espontánea o interrumpida y la dificultad de establecer vínculos directos entre los estudiantes para la producción conjunta. Sin embargo, estos efectos no pueden catalogarse categóricamente como negativos ya que el cambio de la situación de comunicación estableció otros parámetros distintos a la presencialidad en el aula. Y como consecuencia de esto una distinta modalidad de relacionamiento y productividad derivada de este contexto.

Centrándonos en estos efectos derivados de la conexión a distancia desde el espacio personal, algunos testimonios dieron cuenta de esta situación. Debemos aclarar que el relevamiento se realizó con ingresantes 2020 a la carrera de Comunicación que cursaron a distancia la materia Redacción, ya que estos estudiantes pasaron de una situación de normalidad al terminar el nivel secundario a una cuarentena estricta que les impidió siquiera el trámite de inscripción personal a la materia. Como consecuencia de esto no vivenciaron la vida universitaria y sus diferencias de convivencia, trabajos y relacionamientos típicos de la universidad y que en su mayoría requieren de una adaptación por las diferencias de cursado con las escuelas secundarias. 

Con este objetivo establecimos un trabajo de escritura que sirviera para situarnos y caracterizar el lugar desde donde se producía la interacción de la clase. Como objetivo secundario, brindar al estudiante la posibilidad de liberar alguna tensión sobre el cursado y ayudarlo a lidiar con una situación de encierro que pudiera provocar angustia o incertidumbre al sentir que el profesor estaba allí escuchando. Esta posibilidad de expresarse sobre la vivencia personal también podría servir de contención contra el abandono del cursado.

No voy a negar que al principio se me hizo muy difícil. Este iba a ser mi año. Pensaba conocer nuevas personas, vivir esa vida universitaria que todos dicen que es magnífica y que te abre la cabeza. (Melina)

De alguna forma nos acostumbramos a la situación. Ya teniendo dos meses de encierro puedo decir que cada día se me hace un poco más duro entender ¿por qué pasó esto ahora? Claramente no tengo la respuesta, sólo madrugadas eternas, algún ataque de nervios y un café para poder sentarme a escribir lo que me pasa. (Juliana)

La pregunta que encerraba el trabajo de escritura solicitado fue: ¿cómo es cursar en cuarentena para un ingresante de Comunicación Social? No pocos alumnos comenzaron el cursado desde una situación de extrañeza y caos inicial que se caracterizó por la inexistencia de pautas previas para situarse en esta modalidad.

Este iba ser mi primer año de facultad. A principios de febrero ya había empezado los cursillos, manejándome de una determinada forma, conociendo gente nueva, conociendo a los profesores y a la facultad en general. La penúltima clase de cursillos se convirtió en la última. (Denise)

Nadie recibió un listado de pasos a seguir para cursar de forma correcta en esta situación, ni cómo llevar adelante tu primer año de facultad sin asistir a la facultad. Suena como algo sin sentido, de hecho, lo es de cierta manera. Ahora mis clases son dentro de mi casa y mis compañeros son integrantes de grupos de WhatsApp o Facebook. (Sofía)

Al principio me sentía bastante perdida, no encontraba los archivos y confundía las materias, pero luego de ver varias publicaciones dejé de hacerlo. (Verónica)

Esta modalidad online comenzó muy bien, asistiendo y escuchando a los profesores, haciendo preguntas para aclarar mis dudas, todo normal. Con el paso de los días me empecé a sentir más agobiado, cansado, sin ánimos de seguir estando en mi casa. El cursado se me tornaba más duro, no por las cátedras, sino por el contexto, mi aula siempre fue el living de mi casa, mi compañero de salón era mi mascota. Y el profesor dejo de medir 1.80 para medir 30 cm cuadrados y sin cuerpo, solo cara. (Pablo)

Este formato de pantalla dimensionó al profesor de distinta manera a la habitual, la percepción del inicio de la clase con la entrada al salón y la cercanía física desparecieron y en cierta manera tornaron más estructurada a la clase produciendo un distanciamiento que dio origen a modalidades de participación más reglamentadas como la forma de llamar la atención del profesor para expresar dudas y esperar el tiempo de la respuesta o el turno de la palabra. Este esquema de interacción resultó novedoso en la carrera de comunicación, que se caracteriza por un ámbito de trabajo más distendido en el aula, y produjo algún cansancio en el dictado de la clase que a veces se manifestaba por el abandono o la intermitencia de la asistencia a la totalidad de la clase. Como consecuencia el profesor pasó a tener una presencia menos tangible para el estudiante que cuando pudo experimentar el contacto presencial produjo reacciones de sorpresa y hasta de alegría como si se tratara de un encuentro inesperado con un viejo conocido.  

Pero mientras duró esta modalidad única de cursado, al desconcierto inicial siguió una etapa que no todos pudieron alcanzar y que produjo una situación inédita. Generalmente el abandono del cursado se produce en el último tercio de dictado de la materia (anual) en aquellos estudiantes que no logran alcanzar el mínimo de trabajos necesarios para la regularidad o no aprueban el parcial. En esta ocasión, este proceso se aceleró en la primera mitad del año, para quienes no pudieron establecer una estrategia de organización del espacio y el tiempo más estricta de lo que estaban acostumbrados hasta entonces.

Nos tuvimos que reorganizar no solo en tiempos sino en espacios. Personalmente me cuesta mucho estudiar en los mismos ambientes en donde leo por placer o simplemente paso el rato tirada en la cama. Se necesita realmente mucha capacidad y voluntad para poder organizar y hacer que el tiempo rinda. Es una realidad que es mucho más fácil distraernos ya que no tenemos que estar en un salón frente a alguien o cumplir determinados horarios. Es mucho más libre, sí, pero mucho más desordenado. (Martina)

Me ha costado encontrar el ritmo que la facultad demanda. Con el correr de los días y las semanas he logrado establecer una rutina que me permite estar organizado, también en la vida personal, algo que es importante. Somos 7 integrantes en mi familia y durante este aislamiento, a mediados del mes de abril, nació mi primer sobrino, lo que significa que no somos siete, sino ocho dentro de una casa. (Tiago)

No digo que no esté aprendiendo, sobre todo aprendí a hacer las cosas con calma, a cultivar la paciencia y a organizarme mejor. (Juliana)

No tengo duda que lo peor de esta cuarentena es lo poco que me dura el compromiso al estar frente a una pantalla tanto tiempo. Los detalles que había en lo presencial se hicieron tan necesarios que dejaron de ser un relleno que amenizaba las horas en la facultad para ser unas de las principales causas de disfrute del día a día. (Mateo, recursante de 2019)

Trato de seguir estos horarios para no quedarme atrás con ninguna materia, ya que al ser mi primer año en una carrera universitaria y de la manera tan singular en la que la estamos cursando me genera un tanto de incertidumbre sobre los contenidos y una cierta desconfianza a la hora de realizar las actividades. (Joaquín)

Este desconcierto inicial se expresó en dificultades concretas en todas las materias para comenzar el cursado y la modalidad que éste adoptaría. Redacción ya tenía en su experiencia pasada un camino recorrido de modalidades de trabajos a distancia y por lo tanto resultó menos complejo adaptar estas rutinas y la producción de textos. No obstante, el armado y seguimiento de un grupo de cursado a distancia presentó la dificultad de la llegada continúa de nuevos estudiantes que bajo los requisitos de inscripción condicional dispuestos por la facultad reconfiguraban continuamente los grupos. Fue fundamental la organización de espacios de contención que trabajaron junto a la cátedra como sostén e inclusión de los llegados al cursado. Los auxiliares de cátedra y los grupos de Facebook y WhatsApp fueron fundamentales para guiar el trabajo en clase.

Primera semana. Bien, esto no puede ser tan difícil. Nos presentamos, ya pasaron los cursillos, conozco gente y en el grupo de WhatsApp nos apoyamos bastante entre stickers de gatitos llorando. A los quince días la cosa no cambiaba mucho. Uno que otro texto, guías de lectura y ejercicios. El primer mes de encierro trajo de su mano a los primeros trabajos prácticos evaluativos de las materias, y no de una o dos, de todas las materias. No me quejaba porque me gusta leer y escribir así que estaba entretenida haciendo algo que suelo hacer por diversión, sólo que está vez llevaba nota. Antes que el aburrimiento, cualquier cosa. Cualquier cosa, menos Saussure. (Daiana)

Al comenzar el año académico la facultad dictaminó la modificación de la regularización de los estudiantes debido a la situación especial del cursado. Es una constante que los exámenes y trabajos evaluativos de las materias suelen acumularse en meses claves, especialmente los de finalización del cuatrimestre pero nunca como ahora estas instancias fueron decisivas. Para acompañar de manera más eficiente el cursado a distancia se establecieron nuevos parámetros de regularidad que eliminaron la obligación de la asistencia y modificaron el sistema de evaluaciones para facilitar la no deserción y mejorar el resultado del ajuste a la experiencia universitaria. Esto produjo que los resultados del cursado comenzaran a evaluarse tempranamente y los estudiantes recibieran una devolución en conjunto de su desempeño en las diferentes materias que en tiempos de cursado normal se repartían más espaciadamente a lo largo del año.

Los mayores inconvenientes se presentan a la hora de cursar, pasar tantas horas frente a una computadora y la cantidad de textos y trabajos prácticos que nos entregan por semana me hacen sentir que siempre estoy atrasada. (Virginia)

Soy recursante del primer año de Comunicación Social y este año se me está dificultando demasiado la cursada, el estar al día con las materias, porque no tengo Wi-Fi, los trabajos los hago desde el celular y por esto es difícil participar de las clases virtuales. (Melisa)

Mientras tanto desde el lugar del docente se vivieron exigencias similares, los talleres y el trabajo grupal en clase fueron modificados probando no pocas variaciones para testear resultados lo que ocasionó en un principio cierta dificultad para los estudiantes. Con el transcurso de las semanas todos comprendimos que el cursado provisorio se había convertido en la modalidad definitiva de dictado de la materia para todo el año. Las estrategias fueron múltiples, algunas de ellas como las clases sincrónicas y asincrónicas, videoconferencias, grabaciones de videos con contenidos teóricos, consultas por chat, evaluativos a libro abierto, transmisiones en vivo de plataformas como Facebook, contenidos de unidades en PDF y PowerPoint, clases de Meet distribuidas por correo electrónico, presentaciones de ejercicios sincrónicos en el horario de la clase y otras formas utilizadas durante el cursado pusieron a prueba la paciencia y el resultado tanto de docentes como de estudiantes.

La pregunta “cómo es cursar en cuarentena para un ingresante de comunicación” me interpeló y me pregunté si realmente soy un “ingresante” en la carrera. Lo percibo más como un momento de educación a distancia propio de un postítulo o curso de formación para quienes tienen un grado de conocimientos previos. (Laureano)

Cómo evaluar si estos esfuerzos dieron resultado, si es posible mejorarlos en una situación que aunque flexibilizada por el dictado mixto presencial y no presencial en 2021 y posiblemente en 2022 requieren un alto nivel de exigencia para optimizar los resultados. Es importante evaluar y ajustar continuamente el proceso para no caer en decepciones o fracasos en el cursado y especialmente en la vivencia de la vida universitaria. Todos hemos cambiado hábitos de relacionamiento y trabajo durante la pandemia pero especialmente los estudiantes han perdido un ámbito de socialización importante en la vivencia de la vida universitaria.

Para conocer y evaluar algunos de estos resultados, durante el año 2020 al interior de la cátedra pusimos en marcha una encuesta en todas las comisiones para conocer cómo estaba desarrollándose la situación actual del cursado y poder ajustar los contenidos y exigencias a esta modalidad.  

Esta encuesta arrojó que un 85% de estudiantes habían logrado familiarizarse con el sistema de cursado propuesto mientras un porcentaje minoritario presentó problemas de adecuación. Los estudiantes valoraron positivamente el acompañamiento de la cátedra y reconocieron un tiempo de lectura y producción de tres frecuencias semanales, lo que resulta en consonancia con la modalidad habitual de la cátedra en presencialidad que cuenta con 3 horas de dictado semanal, más la producción de un trabajo práctico o actividad para enviar por correo.

Bastante notoria fue la valoración positiva del vínculo establecido con el profesor por encima del logrado con los compañeros, lo que muestra la dificultad de interacción en el aula virtual y la imposibilidad de organizar talleres y trabajos grupales que fueron reemplazados por actividades de producción individual e informes de trabajo orales durante la clase. 

A pesar de esto los estudiantes que finalizaron el año (un 88%) manifestaron que les gustó cursar la materia. En cuanto al grado de dificultad encontrado para resolver trabajos y parciales fue disminuyendo a medida que se producía el cursado. Esto va de la mano de la organización de la lectura y el trabajo a medida que el estudiante comprendía y se adaptaba a la mecánica establecida para la regularización y aprobación de la materia. 

El resultado de este proceso se ve reflejado en la valoración del trabajo final como parte importante e integral del aprendizaje.

Así también como la valoración general de la materia en relación al cursado del primer año.

El año 2020 presentó un desafío tanto para los profesores como los estudiantes. En Redacción I dio como resultado la incorporación de herramientas nuevas al dictado que, si bien fueron pensadas como sustitución de la modalidad del taller presencial, serán incorporadas al dictado integral de la materia, adecuándolas a la vuelta a la presencialidad. Esta integración de herramientas amplía el horizonte de trabajo del aula y complementa el cursado al incorporar tecnologías de uso cotidiano por parte de los estudiantes. Podemos concluir que estas instancias de acompañamiento, estudio y evaluación ya forman parte del proceso de aprendizaje de Redacción I.

 

Por Mauricio Mayol, profesor titular de Redacción I, Lic en Comunicación Social, UNR.