Foto: Diego Armando Susan – @diegoelbarba

Kahos nos abre la puerta y nos invita a pasar al departamento de su hermana ubicado en Pichincha. Está situada pero no quieta, su mirada se pierde y d​ice mucho a la vez, el mate gira de a ratos mientras ella viaja por la cocina y musicaliza el ambiente con algunas canciones de Charly García.

Nos acercamos a ella para dialogar y recuperar sus vivencias como joven artista, el transcurrir del arte en la sociedad de las plataformas, el poder del arte como herramienta política, su irrupción en la cotidianidad en los procesos de sociabilización y la convivencia entre sus intervenciones, la vorágine de las calles y lo efímero de las redes.

Un nombre, un proceso y una red

Mientras el agua se calienta, nos comenta de dónde nace su nombre, elegido por su hermana que es psicóloga, compartido por su mascota felina y repensado para convivir en sus redes.

Dibujé toda la vida, desde chiquita. Creo que es una de las pocas cosas que hago bien y por eso lo sigo haciendo. Kahos en Instagram existe hace dos años, me costó mucho crear mi identidad. Me costaba expresarme, no encontraba nada que me pareciera bien. Es más, dentro de la página de Instagram se nota un cambio desde que arranqué. Al principio predominaban los colores grises de fondo. De ahí fue mutando hasta llegar a lo que hago actualmente, en donde se ven más colores”​, relata.

 

¿Qué es el arte?

“Al arte lo veo como el medio para comunicar las cosas que quiero decir”, ​define decidida mientras ceba y pasa el mate. Agrega que fue aquello que encontró desde muy pequeña, casi desde que nació, para canalizar sus ideas y sus emociones.

Esta vez el mate le toca a ella y dice: Creo que cada quien tiene que hacer un trabajo introspectivo y ver qué es lo que quiere comunicar y ver dónde se para”. ​Considera que todo es político, entonces el arte también debería ser político. Básicamente lo que yo hago es agarrar las banderas de nuestro país, de Abuelas de Plaza de Mayo, de los Derechos Humanos, de la Justicia Social. Hay ciertos valores que me inculcaron, que tengo, que creo que son los mejores y que elijo transmitir en mis redes sociales”. 

Sin embargo, advierte que el arte es un arma de doble filo ya que cabe preguntarse: ¿Qué es lo que se quiere transmitir? ¿Cómo se quiere llegar a las personas?

Batallar contra la idiosincrasia de la mano del mercado

La apertura de internet a lo social y al intercambio ha supuesto en los últimos años la oportunidad para gran cantidad de personas de mostrar sus trabajos al público masivo. Las redes sociales son actualmente una nueva vía de exposición en la cual artistas se han dado a conocer y han ido creciendo. Esto hubiera sido prácticamente imposible de no haber sido por los nuevos canales y el manejo de las tecnologías, dada la complejidad y la idiosincrasia del mercado del arte. A pesar de la efimeridad de las redes, los nuevos espacios de contenido juegan un rol importante.

Kahos es diseñadora gráfica, militante, trabajadora y estudiante de artes visuales. En nuestro diálogo compartimos distintas miradas, en donde rescatamos los lugares donde se difunde el arte, donde quienes no tienen lugar dentro de los ámbitos académicos o elitistas ponen su ingenio en juego para progresar en su oficio. Comer para crear y crear para comer.

Para ella las redes sociales son una gran herramienta. Sin embargo, cuenta que es colgada y que no se lleva muy bien con la exigencia rutinaria de subir contenido en historias y en el muro. “Empecé a subir porque si no mostrás las cosas no progresás. Creo que he crecido un montón desde que tengo Instagram. Es una forma de que la gente vea lo que hacés y si le gusta te ayuda a que sigas haciéndolo. ¡Incluso hay un montón de personas a las que les gusta más lo que yo hago que a mí misma!”​, exclama.

En cuanto a sus colegas que también ocupan las redes manifiesta: ​“Yo tengo un montón de conocidas que son ilustradoras y me gustan las cosas que hacen. Si a alguna de ellas le gusta lo mío, mejor todavía. Está bueno rodearse de gente del palo, que te llegue información de ferias y que miren tu trabajo”.

Para repensar la técnica y la reproductibilidad, podemos ir hacia Walter Benjamin, quien apunta que el arte, en esencia, ha sido siempre reproducible; ya sea por medio de la imitación simple, del grabado, de la trasposición o de la imprenta, la reproducción de obras de arte ha sido posible desde siempre. Lo que cambia en tiempos recientes, es decir, a partir de hace aproximadamente siglo y medio, es la naturaleza de la reproducción y la facilidad de efectuarla. Gracias a los adelantos de la técnica fotográfica se hizo posible captar imágenes de manera fiel y relativamente rápida y así repensar esa masificación y esa reproducción en base a los teléfonos inteligentes, los nuevos muros sociales y las nuevas formas de percibir la cultura táctil y visual.

Cuando imprimir se hizo imposible

Como dice Peter Burke ​en el libro De Gutenberg a Internet, la invención de la imprenta como innovación técnica transformó la forma de la circulación de los materiales escritos. De esa manera podemos resituar este texto en la cotidianidad y pensar, desde una teoría mcluhaniana, el lugar que ocupa el arte cuando el costo de su realización material y su publicación se transformaron en un impedimento más que en una simplicidad para ciertos actores sociales, los cuales ven en las herramientas digitales la facilidad y la efectividad de nuevas formas de conocimiento y de reconocimiento.

Kahos expresa que “ser artista implica un trabajo solitario. Si querés mostrar tus cosas lo vas a tener que hacer por tus propios medios, no va a venir nadie a ofrecerte nada”. ​A su vez, explica su decisión de utilizar una paleta que tenga todos colores saturados para que resalten en la ciudad y llamen la atención a cada transeúnte. Y agrega: ​“El arte que yo hago, que es arte político, tiene que estar a la vista de todas las personas. La primera vez que intervine en la calle fue en agosto pasado y fue algo que me hizo crecer mucho. Hubo un montón de gente que no me conocía que lo compartió en sus redes”,​ remata contenta.

Hojas, lápiz, estilógrafo, cámara, Illustrator y engrudo

Lo cotidiano nos avasalla, nos invade y nos hace cómplices (o víctimas) de las nuevas tendencias. Así los nuevos estilos, los productos y el arte conviven en un mismo paisaje, todo eso sumado a nuestro andar con los celulares, sus cámaras y nuestros perfiles conectados todo el día. Todo se convierte en mensaje. La ciudad es un mensaje en sí misma. Sus trazos. Sus paredes. Su espacio público. Su arquitectura. Sus avenidas. Sus monumentos. Sus árboles y postes de alumbrado. Su transporte. Su gente. Su arte.

¿Cómo conviven las intervenciones, lo urbano y las redes?

“Ya sea en una manifestación, ya sea con cierto vandalismo, creo que la calle es el medio que utiliza la gente que no puede llegar a decir las cosas que quiere decir. La calle es de todas las personas, es de nuestro pueblo”, comenta Kahos con soltura.

Las pequeñas obras de Kahos persiguen un fin: llegar al pueblo, lograr identificación y transmitir ideología. Volver a las escrituras rupestres para comunicarse como hacía la comunidad indígena. La intervención nació de manera clandestina y así deberá seguir, ya que su institucionalización la extinguiría para siempre, pero un nuevo muro ha nacido y es el que convive entra la ciudadanía todos los días. Rodolfo Walsh decía: “Las paredes son la imprenta de los pueblos”. Ahora esas paredes se replican en distintos formatos.

Kahos cuenta que lo ideal es poder interpelar a alguien físicamente, que se choque con algo real y que fuerce a pensar. Exclama: ​¡Si yo pego un cartel, le saco una foto e interpela más porque lo subí a una historia, mucho mejor! ​Además dice: “Es utópico creer en el arte por fuera de la comunicación, de la reproducción en las redes sociales. A veces siento que es mejor apagar el celular un rato… pero no sé si puedo… es muy difícil”.

“El medio es el mensaje”, dice McLuhan. Todas las personas somos medio. Las ideas-sensaciones dan lugar a la tinta indeleble de las huellas. Las huellas son las marcas que dejan las ideas cuando manifiestan su espíritu para formar parte de la realidad. Kahos deja sus ideas en todos lados, en sí, transforma en un verdadero caos la historia de la ciudad.

 

Dame todo el power

La palabra caos viene del griego, designa a un abismo oscuro. En las cosmogonías y la filosofía griega significa masa de materia sin forma. En la mitología griega, Caos era un abismo desordenado y tenebroso que existía antes de la creación del mundo.

Kahos juega con la creación y con el desorden, convive con él. Sale a la calle a buscar su espacio, a crearlo y a resignificarlo. Kahos es una entre tantas artistas que encuentra en la calle y en las redes una salida, mundos que conviven, mundos que viven. Kahos transforma el abismo en ilustraciones, Kahos busca generar un poco de caos en quien la ve.

Una vez que dejas algo en la calle ya es de la gente. Sí, tiene mi firma pero entre lo que yo quise contar y lo que otra persona interpreta, hay un abismo gigante. Capaz cuando hice la ilustración estaba súper angustiada y dibujé eso para intentar sobrellevar la situación. Y capaz que vos lo viste y te enamoraste y te pareció que florecer significaba las flores y el amor y yo lo vi con una mirada mucho más profunda: la de renacer de un estado de destrucción, la de intentar agarrar las cosas que te quedan, la de volver a formarte y aprender de eso. Creo que eso también enriquece, las distintas formas en las que cada cual puede ver algo”​, finaliza y nos regala dos bellísimas ilustraciones que interpretaremos según nuestro estado de ánimo.

Por Milena Schilman, Andrés Mainardi y Laureano Marenco, estudiantes del seminario Ciberculturas, ciclo 2019.